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Ya estamos fuera

Bernardo Graue Toussaint
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Creo que ha llegado la hora de enfrentar nuestra cruda realidad. Creo que el nacionalismo ramplón no sirve de mucho frente al problemón que se avecina. Las banderitas mexicanas en todas las redes sociales son un símbolo hermoso de protesta, pero seamos sinceros, al Sr. TRUMP le vale “una pura y dos con sal”, o sea, nada. El reto nacional requiere muuuuuucho más que eso. Más nos vale a los mexicanos entender que se nos vienen varios años duros, muyyy duros, para sortear este reto.

Por otro lado, estoy convencido de que Peña Nieto está fascinado porque el orate norteamericano que ocupa el Salón Oval de la Casa Blanca se convierte en el “masiosare, el extraño enemigo” idóneo para olvidarnos de su desastrosa administración gubernamental. Error enorme. En esta durísima coyuntura, es bueno que el Presidente Peña entienda que los mexicanos estamos dispuestos a sacar adelante al país, no a justificar su patético gobierno. No hay que confundir las cosas.

Prefiero creer que ya nos corrieron del bloque comercial de Norteamérica, que seguir por la senda absurda de Peña Nieto, su aprendiz de Canciller Videgaray y sus asesores, que continúan (ingenuamente) pensando que Donald Trump puede “milagrosamente” cambiar sus postulados respecto del TLCAN o el hipermencionado muro.

Mal para México que ambos mandatarios no estén dispuestos a ser cuestionados por los periodistas. Frente a una situación tan grave para ambas naciones, Trump y Peña Nieto eluden conferencias de prensa en las que los periodistas puedan preguntar. Uno, por que aborrece a los periodistas que le cuestionan; el otro, porque nunca sabe qué responder. Twitter y sus 140 malditos caracteres como vía absurda de entendimiento entre ambas naciones y de rendición de cuentas ante sus ciudadanos. Malísimo.

Tanto las amenazas y hechos concretos de Trump, así como declaraciones recientes del Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, dan señales claras de que, como se dice en mi pueblo, “esto ya valió madres”. Trudeau no se va a enfrentar con Trump por la permanencia de México en ese tratado comercial. Así de claro.

No podemos seguir en esta depresión anímica nacional. Hoy, muchos políticos y empresarios ramplones convocan a la “Unidad Nacional”. Qué bueno. Pero sólo creo en una unidad nacional en la que los mexicanos dejemos de ser meros electores para ser una sociedad de ciudadanos responsables y creativos. Una sociedad que exija -con absoluta firmeza- una reducción y transparencia total del gasto público; que reclame –más que nunca- un combate y sanción eficiente a la corrupción; que exprese su exigencia impostergable de reducir el gasto público a los partidos y las prebendas de toda la clase política. Una sociedad que rechace fórmulas milagrosas y a quienes pretendan erigirse en “salvadores de la patria” si les elegimos en 2018. Una sociedad le diga a Carlos Slim, el rey de los monopolios, que es un cinismo que ahora pretenda él dictarle el rumbo a la nación. Creo que mi país tiene hombres y mujeres verdaderamente talentosos en muchas materias. Más que banderitas, México debe mostrar todo su talento. No debemos de callar frente a las tropelías de Trump, ni frente a las tonterías cotidianas del Presidente de México. Pero no debemos perdernos en la mera protesta, porque el tiempo no perdona y el futuro cobrará la factura de lo que no hagamos hoy.

Debemos empezar por entender que, a partir de ahora, las cosas no van a ser igual. El país va a pasar por muy malos momentos económicos que no debemos desdeñar. La caída de nuestra producción petrolera y el bajo precio del crudo; la previsible pérdida de empleos en México derivada de las políticas de Trump; el tipo de cambio; el freno a la inversión, etc, dan cuenta de que nos encaminamos hacia un escenario nada, nada alentador. No es ser catastrofistas, pero conviene ser realistas.

En diversas tragedias de la naturaleza, México ha mostrado esa sociedad generosa que podemos ser todos los días. Esa sociedad de ciudadanos, no de meros electores. Esa sociedad que puede y debe ser más grande que su gobierno.

México requiere que sus ciudadanos cambiemos. Empresarios, trabajadores, empleados públicos, intelectuales, jóvenes, padres, hijos, debemos pasar del lamentable refrán “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” al dicho “México saldrá adelante, con Trump, sin Trump o a pesar de Trump (y de Peña Nieto)”.

En esa capacidad de compromiso, solidaridad y generosidad de los mexicanos frente a la adversidad, está la salvación de una nación que merece un mejor destino. No podemos darnos el lujo de mirar hacia otro horizonte.

bgrauet@hotmail.com

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