La historia revela que resultó inoperante el reparto agrario cardenista de 1935
Mérida, Yucatán. -Luego de 86 años del reparto agrario que ordenó el presidente Lázaro Cárdenas del Río, las evidencias actuales revelan que el programa no alcanzó a cubrir los objetivos esperados: la tierra en manos del ejidatario se volvió inoperante e improductiva por muchas razones y circunstancias.
Además, los diversos programas y recursos económicos que el gobierno federal dispuso para respaldar al ejido desde 1935, al menos en Yucatán, no mejoraron la producción henequenera, ni la calidad de vida de los campesinos. Las tierras que rodean Mérida empezaron a venderse en los años 70 como “lotes urbanos”, lo que se reafirmó con la reforma al 27 constitucional en 1992.
Cuando entró en vigor la reforma salinista tácitamente el gobierno federal reconoció que el antiguo esquema cardenista no había producido la riqueza, que el campo no se había modernizado y que el país era incapaz de competir con los grandes proyectos agropecuarios internacionales que abría el acuerdo del Tratado de Libre Comercio de 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá.
Quedó claro que la reforma estableció la oportunidad que los campesinos pudieran entrar en asociación con la iniciativa privada, sacarles provecho a sus abundantes tierras y ligarlos al desarrollo productivo.
La ley agraria se publicó el 6 de enero de 1992 y el 11 de agosto se hizo lo propio con el reglamento interior del Registro Agrario Nacional (RAN), así inició el procedimiento de regularización de tierras para darles un nuevo empuje.
Sin embargo, a 29 años de esta reforma constitucional, el ejido sigue improductivo. Los programas de diversificación del campo, como los que aplicó el gobierno estatal de 1992 en 62 municipios henequeneros tampoco dieron los resultados esperados.
El gobierno, como lo hizo Cárdenas, facilitó créditos a hombres y mujeres del campo. Datos más recientes también arrojan resultados similares. De 2006 a 2016, la superficie de siembra pasó de 781,261 hectáreas a 752,770 hectáreas, decreció 3.54%.
De acuerdo con el Censo de Población y vivienda del INEGI poco más de 12% de la población yucateca se dedica a las actividades primarias, es decir al campo, y más de 24% al sector secundario y 62% al terciario (comercio y servicios).
En cuanto al PIB, la producción del campo apenas aportó 3.8%, el secundario 28.9% y el terciario 62.55%. Hay un claro predominio del comercio y servicios, por encima del campo.
Actualmente, de acuerdo con el Registro Agrario Nacional, más de 50% de las tierras del territorio yucateco son de origen ejidal, pero el porcentaje de producción no es equivalente a esta dimensión, tal como quedó evidenciado con la aportación del sector primario al PIB.
Ante un campo improductivo, el sector inmobiliario ha sido el que más se ha beneficiado de las circunstancias. El crecimiento poblacional de Mérida, más de un millón de habitantes y la exigencia de nuevos espacios habitacionales, hacen que este sector busque esquemas asequibles para la adquisición de vivienda económica, mediana y de alta plusvalía. La tendencia actual, como se puede observar en la zona norte de Mérida, es el crecimiento vertical que favorece las grandes inversiones.
Queda claro que hay una necesidad de generar esquemas para que permitan mayores facilidades para las tierras ociosas puedan ser bien aprovechadas, bajo el concepto de “gana gana”, entre el ejido y el sector privado para el crecimiento sostenido de Yucatán y que generen inversión productiva. (Manuel Cauich)