Por Bernardo Graue Toussaint
Sí, la autoridad electoral mexicana, los partidos políticos de oposición y los medios informativos nacionales y globales ya han anunciado el triunfo en las urnas presidenciales de Claudia Sheinbaum Pardo. México tendrá la primera mujer Presidente de su historia.
Por más que se pretenda “blanquear” (en la retórica políticamente correcta) este resultado electoral, me resulta importante preguntar y responder:
¿FUE ÉSTA UNA ELECCIÓN DEMOCRÁTICA?
¿DE VERDAD?
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, toda vez que hubo un escandaloso derroche de recursos públicos para beneficio de la candidata oficial y otros muchos recursos de misteriosa procedencia, que la autoridad electoral no atendió ante el reclamo de los partidos.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, toda vez que miles de comunidades, barrios y municipios fueron asediados permanentemente durante la campaña por los trabajadores gubernamentales (los llamados “Siervos de la Nación”) amenazando a la población más pobre con que se suspenderían los programas sociales si no ganaba Claudia Sheinbaum.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, cuando se repartió dinero en efectivo en barrios marginales (antes y durante la jornada electoral).
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, cuando (desde la patología mental y oral del Presidente) se dedicaron miles de horas discursivas, a fin de polarizar y dividir a la sociedad mexicana. El discurso de odio que se construyó deja secuelas profundamente antidemocráticas y una comunidad constantemente enfrentada.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, dada la velada y reiterada amenaza de AMLO de un posible rechazo a los resultados de las urnas si no les favorecía el cómputo electoral, señalando, además, fuertes críticas a los tribunales electorales que, en su caso, deberían resolver las controversias.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, cuando el brazo armado de MORENA (los narcos y demás grupos criminales aliados de AMLO) decidieron eliminar (a balazos, obviamente) a más de 30 candidatos e inhibieron la votación libre en cientos de comunidades en el país.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, porque ninguna competencia puede ser cabalmente democrática, en medio de un reguero de cadáveres que ronda la cifra más de 185 mil personas en seis años. Vamos, esa cifra no da para un buen “ambiente electoral”.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA. El asesinato de Emiliano, el niño tabasqueño de 11 años que clamaba gravemente herido “NO ME QUIERO MORIR” fue una voz que estrujó al país como síntoma de las condiciones en que se desarrollaba la campaña electoral en muchos municipios de México.
NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA, cuando el Presidente López Obrador no respetó las reglas de la competencia, atacando desde el púlpito de la presidencia contra los candidatos de oposición, contra la prensa, contra los intelectuales, contra todo lo que representará una opinión distinta.
Claudia Sheinbaum será -LAMENTABLEMENTE- presidente de México. Digo lamentablemente, porque su principal promesa de campaña es, a la vez, la peor amenaza para México: “HABRÁ CONTINUIDAD DE LA 4ª TRANSFORMACIÓN”.
Si Claudia Sheinbaum cumple esa “promesa” de continuidad, a México le espera un futuro muy, muy penoso.
Repito y no me cansaré de repetir: NO FUE UNA COMPETENCIA DEMOCRÁTICA.
Mucho queda por hacer por la democracia en México. Mucho tendremos que hacer para estar a la altura de las futuras y preocupantes circunstancias.
graue.cap@gmail.com
