La reciente detención de tanto Ismael “El Mayo” Zambada como de Joaquín Guzmán López ha sacudido las relaciones entre México y Estados Unidos, revelando una profunda desconfianza por parte de las autoridades estadounidenses hacia sus homólogos mexicanos. Este evento, aunque importante para México, apenas fue una nota pasajera en los medios estadounidenses, destacando una diferencia significativa en la percepción y tratamiento del narcotráfico entre ambos países.
Lo más alarmante de esta situación es que las autoridades de Estados Unidos actuaron sin conocimiento, cooperación ni comunicación con las autoridades mexicanas. Esto indica que se ha llegado a un punto límite en las relaciones bilaterales, donde la administración estadounidense, incluso los demócratas que generalmente se consideran más moderados, decidió tomar medidas unilaterales. La pregunta que surge es: ¿qué hubiera hecho la administración de Trump en una situación similar?
Este operativo no fue fruto de un simple azar; implicó una negociación y compromisos con los mismos criminales. La falta de transparencia y la forma en que se llevó a cabo esta detención, ya sea como una entrega o un acuerdo procesado a través de los delincuentes, deja en claro que las autoridades estadounidenses han perdido la confianza en el gobierno mexicano. Esto tiene graves implicaciones, no solo porque se detuvo a dos capos importantes, sino por la manera en que se realizó la operación, sin la participación de las autoridades mexicanas.
Las consecuencias de esta desconfianza se reflejan en varios aspectos. Las autoridades estadounidenses buscan información detallada sobre el funcionamiento de los grupos criminales: cómo lavan dinero, sus estructuras regionales, vínculos internacionales y, crucialmente, qué protección reciben de las autoridades mexicanas. Esto otorga a Estados Unidos un poder significativo frente a México, erosionando la soberanía nacional y exponiendo la debilidad de las instituciones mexicanas.
La detención de “El Mayo” Zambada y de Joaquín Guzmán López marca un punto de quiebre en las relaciones entre ambos países. La complacencia del gobierno mexicano al enfrentar el narcotráfico ha llevado a resultados muy negativos, y este evento subraya la falta de acción decidida contra los criminales. Desde la perspectiva norteamericana, el presidente López Obrador es visto como débil o incluso complaciente con el narcotráfico, especialmente en temas críticos como el control del fentanilo.
Este operativo también tiene implicaciones políticas en el contexto de las próximas elecciones en Estados Unidos. La administración de Biden, al actuar de manera decisiva contra un gran criminal, busca apoyar a su candidata y demostrar una postura firme contra el narcotráfico, diferenciándose de las críticas republicanas. Esto no solo tiene consecuencias para México, sino que también juega un papel en la dinámica política interna de Estados Unidos.
En resumen, la detención tanto de “El Mayo” Zambada como de Joaquín Guzmán López y la forma en que se llevó a cabo refleja una profunda desconfianza entre Estados Unidos y México. Este evento no solo marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico, sino que también tiene implicaciones significativas para la soberanía nacional y las relaciones bilaterales. La manera en que las autoridades mexicanas respondan a esta situación será crucial para el futuro de la seguridad y la política en ambos países.
