La reciente retirada de las tropas rusas de Siria ha generado diversas reacciones en la región. Según informes, los rebeldes sirios se han burlado de los soldados rusos mediante signos con los dedos y gritos de “Allahu akbar” durante su repliegue. Este acto es interpretado como una derrota para Rusia y su aliado, Bashar al-Assad, quien se ha refugiado en Moscú.
La retirada rusa es vista como un indicio de la debilidad del régimen de Vladimir Putin, que buscaba consolidar su posición como potencia mundial al apoyar a Assad desde 2015. El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mofó de la incapacidad rusa para proteger a su aliado. En Ucrania, se teme que Rusia busque vengar esta humillación.
Observadores estiman que Rusia pronto abandonará sus bases en Siria, lo que afectará su influencia en Oriente Medio, el Mediterráneo y África.