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Bajémosle

Bernardo Graue Toussaint
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¡¡Qué curiosas y qué duras lecciones esta dando esta pandemia a la humanidad!!

Antes de la pandemia del COVID-19, la tecnología; la mercadotecnia; la política; las redes sociales (por citar sólo unos ejemplos) ya mostraban rasgos de profunda soberbia, según la cual, el ser humano dominaba al mundo. Creíamos que pocas cosas estaban por descubrir. *Nos sentíamos todopoderosos*.

Antes de la pandemia, las naciones más potentes del mundo no dudaban en presumir al mundo su poderío. Pensábamos (pasadas las dos grandes Guerras Mundiales) que las amenazas de terribles peligros estaban superadas. Por otra parte, la elevación de los niveles de bienestar y confort alcanzados en las últimas décadas en muchas naciones hacia creer al mundo que se podía estar en esa “zona de confort” donde podría haber preocupaciones, pero nada que debiera de alertarnos. La comunidad científica y sus avances hicieron creer al mundo que la exploración presencial de la galaxia estaba al alcance de la mano.

*Toda esa soberbia humana constituía nuestra cotidianidad hasta que… llegó el “bicho” (que ni siquiera es un ser vivo)*.

Un virus es un agente infeccioso microscópico que se replica en células de otros organismos. Repito, *no es un ser vivo, pero tiene la potencialidad de infectar y de matar*.

Pues *ese ente microscópico ha puesto de rodillas a todos los gobiernos del mundo; ha demostrado la pequeñez humana frente a la naturaleza; ha comprobado que muchas materias de la ciencia siguen en pañales; ha destrozado a miles de empresas alrededor del mundo y ha acabado con millones de empleos. Ese pequeño “bicho” puso de cabeza a la economía de todo el planeta Tierra. Colapsó al 90% de la aviación mundial durante meses. Lo más grave: ese microscópico virus ha matado, hasta hoy, ¡¡a poco más de 5 millones de seres humanos!!*

Sí, todo ese histórico megasuperarchidesmadre global que ha traído en jaque a todos los países del mundo ha sido producido por un virus microscópico, *tan tan tan pequeño como la pequeñez humana frente a la naturaleza*.

Por todo lo anterior, estoy convencido de que cuando se habla de regresar a la “normalidad”, es decir, de *retornar al mismo status que teníamos antes de la pandemia es una verdadera estupidez*. Me explico.

Pretender regresar a las mismas circunstancias de vida previas al COVID-19 es una barbaridad porque sería la confesión tácita de que no hemos entendido la lección y que preferimos seguir montados en nuestra soberbia.

Estoy convencido de que necesitamos una buena dosis de humildad, requerimos “bajarle” a nuestra arrogancia humana y reconocer -a la luz de esta tremenda experiencia global- que nuestra fragilidad nos obliga a realizar urgentemente un análisis y debate global, a fin de diagnosticar la debilidad mostrada por todos los gobiernos del mundo y la confusión generada por una total falta de entendimiento y coordinación internacional. *El resultado de ese diagnóstico debería ser la materia prima para diseñar una nueva hoja de ruta internacional para el establecimiento de políticas públicas ante riesgos globales como los vistos en la pandemia del COVID-19*.

Sin lugar a dudas, el primer paso debe ser “bajarle” a nuestra arrogancia y soberbia. No podemos ni debemos olvidar tanto sufrimiento humano. Bajémosle…Un
poco de humildad nos puede salvar más que la mejor de las vacunas. Ojalá, ojalá…

graue.cap@gmail.com

Bernardo Graue Toussaint
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