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Corrigiendo en La Corregidora

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Dr. Jorge Valladares Sánchez* / Dr. Luis Quintal Chacón.*

Corrigiendo en La Corregidora
¿Comprender o Sumarse a la Ola?

Desperté temprano en domingo, más de lo habitual, pues tenía una cita con un hermoso grupo de nuevos amigos/as criminólogos de la Universidad INFA en Chiapas, con quienes platicaríamos acerca de cómo comprender a las/os adolescentes y procurar su desarrollo integral aun si han infringido la ley… Justo acababa de proponerles la noche anterior reflexionar acerca del sentido que puede tener que el llamado “Sistema Integral de Justicia para Adolescentes” tenga como principio rector “El Bien Superior del Adolescente” y como finalidad su pleno desarrollo, cuando en algunos casos podría tratarse de un chico/a que ha violado, lesionado o asesinado a una persona querida.

Tenía que ponerme alerta rápidamente para estar al 100 al abrir la conexión con el grupo y una ola de videos en mi celular hicieron más inmediato e intenso el despertar total. No podía creer lo que veía, pensé que era una de esas asquerosas bromas de mal gusto que hoy son normales o la denuncia de algún hecho de guerra o conflicto social. Quedé consternado y tuve que sobreponerme para poder iniciar. Ya en la reunión, fue tema impostergable, particularmente por estar ellos/as formándose en la Criminología, pero especialmente por la crudeza de lo que mostraban las imágenes que siguieron llegando a lo largo de ese primer fin de semana de marzo.

He tenido oportunidad reciente de compartir que el fútbol para mí no representa la pasión que para muchos mexicanos/as, por lo cual me resulta más difícil entender el contexto en el que ocurrió todo esto. Tengo, por otra parte, la fortuna de considerarme amigo de decenas de los criminólogos/as más significativos de nuestro México y haber compartido con ellos/as algunos años de andanzas. No sé hasta dónde es válido usar ese marco para entender lo ocurrido, pero sobre todo para poder aportar en sentido preventivo ante algo que nadie, asumo, quisiera que vuelva a ocurrir en ninguna latitud.

Tuve que parar un momento la cámara cuando intenté analizarlo con el grupo, mi garganta, como pocas veces, se hizo un nudo insuperable. Ver a esa familia atravesando la cancha para huir de la violencia, tomando la previsión de quitarle al niño la playera de su equipo favorito, ante la posibilidad de ser agredido sólo por portarla. Ver a esa dama intentado rescatar de debajo de una banca a un herido y su impotencia cuando los agresores la detectaron y le arrebataron el cuerpo inerte para seguirlo golpeando…

En medio del caos, y para intentar lo que quienes abrazamos la ciencia usualmente pretendemos, tuve en las palabras de mi querido amigo, Luis Quintal Chacón, elementos adicionales para analizar los hechos y poder enfocar a esa ruta una situación tan lamentable. Ampliamos en estas líneas lo que él dijo en su participación en SIPSE TV, donde semana a semana aporta una mirada especializada a diversas ramas del deporte, actividad que le ha llevado ser identificado por los comentaristas como el Zar de la Psicología.

Se trata de un tema muy delicado, que los profesionales debemos tomar con seriedad y no enfocarlo a descalificaciones producto de las emociones de indignación. Existen estudios científicos que se han realizado en varias universidades; como el de la Universidad de Medellín, Colombia, que siguió a 570 integrantes de barras violentas.

Existen factores comunes en los enfrentamientos sangrientos entre barras:

1.     Falla del protocolo de las autoridades locales, en este caso agravado por la cantidad insuficiente de elementos de seguridad, lo cual fue inmediatamente reconocido por el Director de la Liga MX, el Gobernador de Querétaro y el dueño del Equipo local.

2.     Adoctrinamiento de odio y polarización en las barras; burlas, pintas amenazantes, etc. Había un caldo de cultivo listo para detonar y las autoridades no lo tomaron o se dieron cuenta. Existen antecedentes de la rivalidad entre Atlas y Gallos Blancos. En 2007 se enfrentaron el 29 de abril, el conjunto de Querétaro buscaba mantenerse en la primera división, pero no lo logró. En 2010 se enfrentaron en La Corregidora; los aficionados de Atlas “invadieron” el estadio, en una actitud de desafío y revancha personal; también hubo golpes, heridos, detenidos y desmanes, dentro y fuera del estadio; las autoridades decidieron que las barras no podrían ir en condición de visitante al Jalisco y a La Corregidora, pero tal decisión fue revertida en 2013.

3.     En los enfrentamientos existen grupos y subgrupos, nunca son dos ejércitos de terroristas que escogen como campo de batalla el estadio, sino una combinación. Algunos están alcoholizados, otros drogados, otros llenos de odio al rival, otros con psicopatologías preexistentes, como una historia familiar de violencia normalizada, la cual los hace no sólo ser indiferentes al dolor y la violencia sino que hasta les produce hipertrofia de la amígdala (sistema límbico), lo cual anula la inteligencia superior de la corteza prefrontal; algunos tienen trastorno de personalidad antisocial.

4.     Y aplican los denominados fenómenos de masas; gente normalmente incapaz de actuar así, bajo el estrés y ante el estado de huir o pelear, defienden a su familia hasta las últimas consecuencias. La gente cae en la sugestión colectiva, la desinhibición, el anonimato que anula la responsabilidad, la sumisión del control personal a la canalización de la violencia hacia un enemigo; se ha comprobado que el estar en una masa disminuye la actividad intelectual y aumenta la emotividad y sentido de poder de acción por lo que se realizan actos producto de las ideas (sugestiones) de la masa, aun sean irracionales o violentas.

En México se aplica el concepto de barra brava a finales de los 90 con el surgimiento de la “Barra Ultra Tuza” en 1996 del equipo Pachuca. El director deportivo del club, el argentino Andres Fassi, decidió crearla tras el éxito que tenía la del conjunto costarricence Saprissa. Como dato curioso, el único club en la época que no adopto una Barra Brava fueron los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, que decidieron apoyar a una porra hecha con los estudiantes de la propia universidad, basada en los reglamentos internos de la propia institución.

Entre otras, se han considerado barras peligrosas en el mundo La 12 (Boca Juniors) y Los Borrachos del Tablón (River Plate) en Argentina; Fans del PAOK en Grecia; UltrAsian (Galatasaray) de Turquía; Ultra Bad Boys (Estrella Roja) en Serbia; Irriducibili (Lazio) y Curva Nord (Catania) en Italia; Mancha Alvi-Verde (Palmeiras) de Brasil; Ultras Sur (Real Madrid) en España y Garra Blanca (Colo-Colo) de Chile.

Un caso de éxito a considerar es de la llamada “Perra Brava” del Toluca, que fuera una de las porras más violentas del fútbol mexicano, y hoy en día hacen campañas de beneficio social, con acciones de apoyo a grupos y promoción de valores… es una porra que se ha reinventado; esto a partir de una estrategia multidisciplinaria que toma en consideración los elementos antes mencionados.

Luis hace énfasis en la opacidad que genera usar diversos calificativos para referirse a quienes participaron de la violencia, destacando que no se trata de delincuentes organizados, un grupo reclutado por líderes con el objetivo de causar destrozos y dañar gente, sino aficionados comunes que son envueltos en fenómenos psíquicos y comportamentales como la identificación, la sugestión, el contagio de emociones y la imitación.

Un individuo típico o coloquialmente llamado “normal” puede comportarse radicalmente distinto cuando es parte de una masa psicosocial, ya que aparezcan ideas y sentimientos distintos que en su contexto habitual no tendría; se produce una regresión psicológica y comportamental a etapas primarias donde desaparece su individualidad y actúan como un todo, una masa anónima, siendo arrastrados por un sentimiento de poder y omnipotencia, donde se exacerban sus impulsos agresivos y desaparece la responsabilidad y el auto control.

Vemos un fenómeno similar cuando estás en un banco y ves que están contando mucho dinero, se te puede antojar tomarlo, pero la estructura y pensar en las consecuencias te detiene; en cambio cuando hay un camión volteado, con artículos que incluso puedes no necesitar, pero ves el caos y la rapiña de la gente, aumenta la probabilidad de que agarres algo, como igual observamos que sucede cuando un ciclón o terremoto rompe los cristales de una tienda y la gente lo saquea.

El fenómeno psicológico del “contagio”, o sea, hacer lo que hace la masa es un fenómeno hipnótico, donde un individuo sacrifica su interés personal por el interés colectivo, actuando por sugestiones del grupo; además es una especie de “doping” por los químicos cerebrales que se generan por las neuronas espejo que lo predisponen químicamente a vivir las emociones colectivas, facilitando cometer actos contrarios a su carácter y costumbres habituales, ya que la personalidad consciente y la voluntad son sobrepasados.

Podemos considerar insuficientes o inadecuadas las soluciones implementadas tanto desde el ámbito del fútbol como en el de gobierno. En principio es indispensable una efectiva y completa aplicación de la ley, más allá de cualquier análisis, eso es lo esencial y primario; esto además de acciones como reorganizar a las barras locales, aplicar tratamientos de psicoterapia cognitivo conductual, psicoeducación ética y moral, y por supuesto la revisión y eficaz aplicación de protocolos de seguridad.

Un apunte adicional es sobre lo que se llama relativizar, o sea matizar, darse cuenta que es sólo un partido de futbol, sólo el equipo de mi elección, no es una guerra, no va mi vida de por medio y en cualquier momento, así como los dueños venden o cambian jugadores, yo puedo cambiar a otro equipo y eso es incluso saludable psicológicamente, pues en la vida real lo único cierto es el cambio.

Hasta aquí su análisis y propuesta, que me pareció oportuno compartir y me hizo repensar algo dicho en publicación anterior en este amable espacio de conversación que nos brinda La Revista. Hablando sobre la polarización social que hoy vivimos destacaba necesario ir contra la idea de que de política y religión no conviene hablar, cuando son en realidad temas tan relevantes que deberíamos atender con la familia, amigos y comunidad, para contener los extremos en postura y reacción. Descarté en ello al fútbol, pero aquí vemos que también sobre ello debemos abrir los espacios para formar a nuestros hijos/as en habilidades de compartir y conversar aquello sobre lo que se apasionan, a veces en grado tal que pueden actuar bajo las influencias circunstanciales que bien Luis detecta.

Existen, entonces, diversas ópticas desde las cuales enfocar un episodio tan lamentable como el vivido en ese estadio de Querétaro; la social, la económica, la de los versados en fútbol, la científica. Y en esta última, refrendo lo que en esa conversación con criminólogos/as en formación elegí puntualizar: tenemos que ser capaces de dar respuesta a las situaciones de nuestro saber, sobre las cuales adquirimos una responsabilidad al ser nuestra vocación.

Tal como en la reflexión que aquel fin de semana le pedía al grupo, tenemos que pensar en combinar con eficacia dos elementos en cualquier análisis, especialmente cuando ocurren comportamientos que dañan gravemente a nuestra sociedad y llegan a poner en duda nuestra calidad humana: acción correctiva + prevención con sentido humano.

En el estadio vimos acciones abominables, queda claro que ameritan una reacción social contundente y clara, que nuestras autoridades con frecuencia nos quedan a deber; pero también vimos una reacción que debemos cuestionarnos si sabríamos controlar ya estando allí, si fuéramos ese padre que al intentar poner a salvo a su hijo le fuera atrapado por la turba enfurecida… ¿Podríamos evitar sumarnos a la ola de violencia, siendo protagonistas de otro video, golpeando a quien se atreviera a ponerle la mano encima?

En situaciones vemos a adolescentes cometer conductas de las que no hay margen para dudar que son premeditadas y perversas, en especial si la víctima es alguien a quien amamos, y ello dificulta entender que en un sistema de justicia se les den concesiones o protección como si fuera justificable lo que hicieron. ¿Y si fuera nuestro hijo/a ese adolescente? ¿O estamos seguros de que él/ella jamás haría algo así? Es lo que escuché decir a más de la mitad de los padres de adolescentes a quienes internaron en el CEAMA cuando tuve el honor de dirigir esa institución.

Tenemos que aplicar la ley y las consecuencias que eviten la repetición de conductas que no queremos o dañan tan gravemente; pero no llegaremos a ser suficiente y permanente efectivos mientras no comprendamos en su amplitud el origen diverso de los comportamientos que tenemos que erradicar y actuemos con una visión de salud social, comprensión científica y a partir de valores tan humanos como la empatía y la solidaridad; conjunto que da base a soluciones que funcionen tanto si el agresor es el otro como si es uno mismo.

Confío contamos ya con 15 promotores más de esta forma de proceder como especialistas en mis queridos y queridas Rosemberg, Valeria, Montserrat, Cristian, Laura, Cecilia, Abelardo, Ana Sugei, Marcos, Yamilet, Carolina, Lizbeth, Ana Karen, Milenia y Yair.

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*Jorge Valladares Sánchez                              *Luis Quintal Chacón
Papá, Ciudadano, Consultor                               Doctor en Derechos Humanos
Doctor en Ciencias Sociales                               Maestro en Psicología Clínica
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Dr. Jorge Valladares                                             El Zar de la Psicología

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