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Obsesión por el anuncio, despreocupación por la acción

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González.

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Facebook: Raúl Asís Monforte González.
Twitter: @raulmonforteg

Resulta muy singular la extraña y ansiosa predilección
que existe hoy en México por los anuncios, que adicionalmente presenta una
estrecha relación de proporcionalidad directa con la poca o nula disposición a convertirlos
en acciones concretas.

Esta misma semana ha circulado la noticia de que
después de una reunión del Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo
Mexicano de Negocios con el presidente López Obrador, se ha decidido posponer
el anuncio del tercer paquete de proyectos de infraestructura, “hasta que haya
un mayor análisis de los avances de las obras contenidas en los dos primeros”,
a los que pomposamente se ha llamado “Plan Nacional de Infraestructura” cuando
no son más que simples listas que no tienen su origen ni sustento en una estrategia
planeada y orientada con un propósito visionario.

Es claro que no hay avances, ya que a esas listas de
proyectos jamás se asignan responsables, menos presupuesto, no se les da
seguimiento, y se encuentran desarticuladas unas de otras al haberse conformado
tomando ideas y sueños de aquí y de allá en forma desordenada y hasta un poco
irresponsable.

Hoy, un verdadero plan de infraestructura sostenible
tendría que incluir, para hacer de México una nación mucho más competitiva,
inversiones históricas en recomponer, ordenar, incrementar y fortalecer la gran
red de transporte y logística, incluyendo carreteras, puentes, aeropuertos y
puertos que hagan más ágil, económico y limpio el transporte de personas y de
mercancías.

También es indispensable transformar radicalmente las
fuentes de energía que mueven a toda esa red de transporte, facilitando el
avance de la electrificación del sector y el uso de combustibles limpios,
orientando todo hacia un ambicioso objetivo de cero emisiones en menos de tres
décadas.

Habría que estar diseñando cómo establecer una red
nacional de infraestructura de carga para vehículos eléctricos, revisando la
factibilidad de impulsar en algunas regiones la producción y utilización de
hidrógeno verde, acelerando la implementación de nuevos y más grandes proyectos
de generación eléctrica barata, limpia, y renovable, en paralelo con un plan
sin precedente de inversión en líneas de transmisión y distribución que garanticen
el abasto suficiente y oportuno de electricidad a cada rincón donde es
requerida para impulsar desarrollo económico y prosperidad para todos los
mexicanos.

Adicionalmente, nos urge contar con internet de alta
velocidad, que sea universal, confiable y asequible, para participar en
condiciones de equidad en toda clase de posiciones laborales y tener acceso a
educación de calidad para todos, cerrando esa enorme brecha digital que se ha
formado.

Asegurar el acceso a suficiente agua limpia no
solamente es uno de los más básicos y elementales derechos humanos, sino que se
ha vuelto condición indispensable para el desarrollo.

Lo anterior precisa de enormes sumas de dinero, lo que
vuelve relevante la participación del sector financiero global, al que nuestro
país tiene que mostrar señales claras de confianza, mejora regulatoria y
respeto irrestricto al estado de derecho.

Lo de menos es anunciarlo, lo importante es que se
haga realidad.

Raul Monforte González
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