Por: Marco A. Cortez Navarrete.
Estoy cierto que no hay mejor momento que este para agradecer el hoy y el ahora, y también el ayer y con la misma Fé pedir por un mañana con salud, trabajo y paz.
Ante todo Gracias a Él que me da la oportunidad de escribir para agradecer a las personas que la vida y el destino me puso y pone frente a mí.
Gracias a mi familia; a mi esposa y a mis tres hijos que son el motor de mi existencia y que gracias a ellos hoy estoy aquí.
Gracias a mi madre y a mis hermanos que también forman parte de mi vida aún a distancia y tiempo.
Gracias a todas las personas que confiaron en mi y que siempre me apoyaron para ser lo que soy. Gracias a las empresas públicas y privadas que me enseñaron el significado y valor de la lealtad y la disciplina así como el camino para lograr mis objetivos.
Sin duda gracias, muchas gracias también, a las empresas que continúan confiando en mi trabajo y en mi persona, y de manera muy especial mi agradecimiento a los dueños y directivos de Telesur, de La Revista Peninsular, de La Vieja Guardia, del Diario de Yucatan y del periódico Por Esto que a lo largo de mis 44 años de labor periodística siguen confiando en mi. ¡Sepan que nunca los defraudaré!.
A mis amigos, que confieso nos vemos poco pero eso no significa que la amistad sea sólida: Carlos Cámara, Alfredo Dájer, Carlos Estrada, Renan Solis, Armamdo Dajer, Rodrigo Menéndez, Miguel Acuña, Manuel Triay (mi maestro).
Luis F GIl, Marco A. Gil, Mixo Aguilar, Alfredo Cirerol, Miguel Pérez Lugo, Jorge Carlos Guillermo, Francisco Chi, Alberto Bargas, Ángel Noh, Rafael Lores, Ricardo Fernández, Adela MacSwinney, Mario Carrillo y…ahí le paro porque me voy a picar y seguir citando nombres y más nombres.
A quienes ofendí les pido disculpas, nunca fue mi intención. A quienes han retornado a sus estados o países o cambiando su residencia a otro lugar, sepan que se les aprecia y se les extraña.
Para terminar y no me podrán quitar de la cabeza que después de poco más de dos años veo con inmensa felicidad que la gente volvió a sonreír y a ver la vida con renovada esperanza.
A ti que me lees, te deseo seas muy feliz porque llegué a la conclusión que a esta vida -un instante en el tiempo- venimos a ser felices y a disfrutar, nada más. Todo lo demás depende de cada uno enfrentar y superar.
Piensa positivo y te irá positivamente. Ten Fe. Nunca la pierdas y nunca olvides a quienes habitan en tu corazón porque ellos impulsan sus latidos
Hasta la próxima
Feliz Natividad del Señor
