La Revista

El gobierno de México ha descuidado relaciones con el exterior; su intercambio con organismos internacionales, es de fricción

Facetas de México

Por: Pascacio Taboada Cortina y Jorge Martínez Cedillo

  • López Obrador
    frecuentemente descalifica a organizaciones como la ONU, la OEA, el Fondo
    Monetario Internacional (FMI) y otros de importancia mundial
  • Nuestro país y
    su gobierno no pueden estar al margen de las decisiones que se toman y que nos
    involucran

Las relaciones comerciales y diplomáticas entre México y
Estados Unidos, son un tanto variables. No son de una sola pieza; digamos que
no existe entendimiento recíproco satisfactorio. En cuanto al ámbito
internacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador frecuentemente se
refiere en términos inapropiados a organizaciones como la ONU, la OEA, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y otros de importancia mundial o regional.

Comentaristas sobre temas bilaterales o multinacionales,
acreditan esta situación a las grandes diferencia sociales, económicas y
culturales, sobre todo con EU y Canadá, aunque observaciones de otros analistas
indican que esas diferencias son resultado de la poca atención que el Gobierno
de México dedica a las relaciones diplomáticas y comerciales con su principal
socio, EU, con quien comparte una frontera de más de 3 mil 150 kilómetros, lo
cual históricamente ha complicado las migraciones tanto de mexicanos, como del
Caribe y de toda América Latina, hacia el país del norte.

Para cualquier funcionario que ocupe un puesto en el
Gobierno de México, debe interesarle una buena relación con los gobiernos de
naciones cercanas o alejadas. En un mundo globalizado, nuestro país y su
gobierno no pueden estar al margen de las decisiones que se toman y que los
involucran.

Se han identificado varias razones relativas a supuestas
intromisiones del presidente López Obrador, en temas de política de Estados
Unidos y de otros países, que no le competen. Por ejemplo, ha entrado al juego
de opinar sobre la supuesta candidatura de senadores o representantes del
Congreso de EU, sobre todo del Partido Republicano, para que ciudadanos
mexicanos con derecho a voto en el país del norte, no voten a favor de
determinados nombres de políticos aspirantes a un escaño. Eso es,
sencillamente, una inducción al voto.

Como efecto de esa “sugerencia”, la respuesta no se hizo
esperar. Ocurre que en el presupuesto anual del Pentágono, se incluyó –como
parte del mecanismo legislativo que acompaña las indicaciones para la
aprobación presupuestal de las instituciones gubernamentales—cambiar a México
del “Comando Norte”, al “Comando Sur”, con toda la intención de dar un trato
diferente del que venía recibiendo, sobre todo en cuanto a preferencias en las
relaciones diplomáticas y comerciales, además de confirmar un trato distinguido
como integrante del Tratado Comercial, ahora denominado T-MEC.

Hay que señalar que la categoría que EU da a los países que
conforman el “Comando Sur”, es el común y corriente que el gobierno
norteamericano concede a países, digamos latinoamericanos. Por supuesto que no
es la mejor. La propuesta ha quedado pendiente.

Esta medida probablemente no la aprueben los demócratas,
quienes por ahora tienen el control de la Cámara de Representantes, aunque,
para el futuro próximo, digamos el año entrante o en 2025, los republicanos
tendrían los votos suficientes para aprobar la medida.

Mientras tanto, el gobierno de EU continúa en su presión con
el presidente López Obrador, en el sentido de la ríspida relación que existe
entre ambos gobiernos, por la retención y radicación en México de uno de los
“Chapitos” y otros distinguidos personajes de drogas y enervantes, relacionados
con el tráfico hacia territorio norteamericano, particularmente de Fentanilo
que, según datos del gobierno estadunidense, esta droga, en los últimos años,
ha causado más de 100 mil defunciones.

Por otra parte, la relación entre López Obrador y el
presidente Joe Biden, no es muy buena que digamos, a raíz de que el presidente
mexicano puso como condición de asistir a la “Cumbre de las Américas”, si el
Presidente Biden invitaba a gobiernos contrarios a Estados Unidos, como los de
Cuba, Venezuela y Nicaragua. Finalmente, ninguno de ellos asistió, incluido
López Obrador.

Los mexicanos estamos conscientes de que, lo que
representa una de las mayores ofensas para un Jefe de Estado, es que, si
organiza una cumbre mundial o regional, para realizar planteamientos de
cooperación y convivio, y los invitados especiales no asisten, se corren muchos
riesgos, sobre todo en materia de intercambio comercial y de cooperación en
todos sentidos.

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