La Revista

El debate.

Guillermo Vazquez Handall
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El pasado sábado por la noche, se llevo a cabo el debate que organizo el Instituto Electoral en el que participaron los cinco candidatos al gobierno de Quintana Roo.
Como siempre sucede en estos casos, los dos elementos que sobresalen son: la oportunidad de conocer y contrastar los posicionamientos personales y las propuestas de los aspirantes a la gubernatura.
Así como los ataques que eventualmente se pueden lanzar entre ellos, lo que deriva independientemente de las respuestas, en que los simpatizantes de cada uno de ellos, determinen por si mismos quien ha ganado en este ejercicio.
Sin embargo el poder establecer quien gana o quien pierde es subjetivo, es una cuestión de criterio individual y en todo caso lo que impera es el análisis de los comportamientos y los mensajes.
Desde ese punto de vista y desde nuestra óptica particular, empezando por los candidatos de Encuentro Social Rogelio Márquez y del Partido del Trabajo Alejandro Muro, lo que se puede decir es que ambos desperdiciaron su mejor y mas importante oportunidad, para darse a conocer y para ofertar en esa medida algo que los diferenciara.
No solo no parecieron haberse preparado, su discurso se perdió en la generalidad, no aportaron nada que pudiera llamar la atención y peor aun dejaron clara que su participación en el proceso electoral, es únicamente anecdótica.
Por su parte Mauricio Góngora candidato del PRI-PVEM-PANAL sabedor de que es el puntero de la competencia, utilizo la estrategia que normalmente llevan a cabo quienes llevan la delantera.
Dada esa condición Góngora Escalante privilegio un mensaje de propuesta de gobierno, se mostro en todo momento sereno y evadió por completo las interpelaciones, como si quien se las realizara no existiera.
Con ello lo que Góngora Escalante asume como compromiso, es darle valor a lo que realmente importa, haciendo lado cualquier provocación en el entendido que la gobernabilidad no se construye en la amenaza, aun y cuando el tono altisonante sea para otros una herramienta de disputa.
Mauricio Góngora fue el único que no leyó, por ello se deduce que es quien mejor domina su posicionamiento, viéndose por ello muy superior y en pleno control de la situación y dejando claro que sabe lo que dice y por que lo expresa.
Mientras tanto José Luis Pech de Morena, quien fue el único de los participantes que realmente intento debatir, utilizando la técnica adecuada para ello aun y cuando, eso no provoco las respuestas esperadas, logro en dos momentos sacar de concentración y poner nervioso a Carlos Joaquín de la coalición PAN-PRD.
Carlos Joaquín se noto irritable desde el principio, acelerado y colérico con un tono arrogante, actitud que contrasto con la victimización que siempre utiliza, pero que en esta ocasión paso desapercibida, precisamente porque Mauricio Góngora simplemente lo ignoro.
Sobre todo cuando le reclamo que había inconsistencias en su declaración “3 de 3” lo cual resulta irónico precisamente porque quien ha quedado plenamente al descubierto en el aspecto de la transparencia y la honestidad es el propio Carlos Joaquín.
Recordemos que hace unos días publicamos en este medio, una amplia investigación mediante la cual, dimos a conocer con pruebas documentales contundentes como Carlos Joaquín, escondió y manipulo deliberadamente información respecto de su situación patrimonial.
Por lo que en resumen y conclusión, en el concepto de la utilidad y el aprovechamiento del espacio mediático, del contraste entre personalidades, Mauricio Góngora gana por haber sido el mas sereno, por poner encima de cualquier otro aspecto la oferta de gobierno.
Carlos Joaquín pierde porque aparte de su belicosidad, nada de lo que dijo se puede creer, en su discurso además del tono soberbio, no hay concordancia entre lo que se hace y se dice.
El asunto no tiene que ver con lo que se puede o no hacer desde del gobierno, sino con la actitud, el talante mesiánico que quedo de manifiesto como cuando Joaquín González afirmo que en su gestión como diputado federal y subsecretario de turismo, todos los logros institucionales alcanzados se deben solo a el.
Sus simpatizantes podrán creerle todo lo que diga, incluso aun conociendo todas las pruebas fehacientes que se le han señalado y que ponen en entredicho su honestidad personal y publica, pero eso no le alcanza para convencer a toda la sociedad que gracias precisamente al contraste, identifican con certeza su incongruencia.
Si bien es cierto que el debate como tal, es solo una parte de todo el espectro de oferta de campaña, hay que reconocer que es el único momento en el cual los candidatos se enfrentan cara a cara.
Lo que por consecuencia es también el mejor ejemplo para contrastar y diferenciar actitudes, la mesura de Mauricio Góngora contra la petulancia de Carlos Joaquín, la claridad de José Luis Pech para desnudar a Carlos Joaquín y la incapacidad de este para contestarle.
Visto así quienes ganan son los quintanarroenses que lejos de la influencia de una simpatía eventual y superficial, pudieron ver y analizar las formas y las personalidades de los candidatos, porque de ellas se entiende el comportamiento que han tenido y tendrán en el futuro.

Twitter@vazquezhandall

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