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Sobran los motivos

Jordy R. Abraham Martínez
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La paz sin retroceso.

Por: Jordy R. Abraham Martínez.

“No hay camino para la paz, la paz es
el camino”. Estas palabras fueron alguna vez pronunciadas por el activista
hindú Mahatma Gandhi. A pesar de haber
sido asesinado hace más de sesenta años, este mensaje parece impactar hoy de la
misma manera que en aquellas épocas, atravesando las barreras del tiempo.

La guerra fría fue una disputa
política e ideológica ríspida entre los Estados Unidos de América y la antigua
U.R.S.S. Esta se mantuvo vigente durante varios decenios, propiciando una
prolongada tensión entre ambas potencias mundiales, que amagaba con tener un
desenlace bélico fatal. No obstante, nunca se dio efectivamente un ataque físico
directo entre estos dos Estados, aunque los roces diplomáticos fueron una
constante desde finales de los años 40, hasta finales de la década de los 80s.

El conflicto entre E.E.U.U. y la Unión
Soviética, representaba el choque entre dos formas de gobierno antagónicas: el
capitalismo y el socialismo. Tras concluir la segunda guerra mundial, la nación
norteamericana era la única que contaba con armas nucleares. Ahora bien, Rusia
optó por incrementar su poderío militar y en armamento nuclear, procurando ubicarse
a la par de Estados Unidos.

A esto debemos agregar la firme
disposición de estos países, por demostrar su capacidad tecnológica. A esta
incesante pugna debemos la carrera espacial, en la que los rusos llegaron
primero al espacio exterior con Gagarin; pero U.S.A logró alunizar primero con
Armstrong y compañía.

Las provocaciones mutuas continuas
tuvieron momentos de algidez, aunque también medió la conciliación por lapsos.
Todo cesó con la Perestroika y la posterior caída de la U.R.S.S. Aparentemente
la guerra fría había acabado y se abría una nueva brecha para una relación
bilateral de paz entre quienes habían sido sus protagonistas.

Hace unos meses volvieron a
presentarse diferencias significativas como la invasión de los rusos al
territorio de Crimea o el supuesto espionaje de Moscú hacia distintos gobiernos
de Occidente. Estos son precedentes dignos de tomar en cuenta.

Con la llegada de Donald Trump a la
presidencia de los Estados Unidos, parecía que se iban a estrechar lazos de
amistas con la federación de Rusia. Empero, las tensiones entre estas naciones
han escalado aparatosamente en las últimas semanas.

El detonante fue un ataque ordenado
por el presidente estadunidense hacia la región de Siria. Supuestamente como
una represalia al gobierno del presidente Al-Ásad por haber empleado armas
químicas contra sus ciudadanos. Cabe subrayar que el gobierno sirio es
respaldado por Rusia.

El Secretario de Estado de Trump,
casualmente es un conocido amigo de Vladimir Putin. Rex Tillerson es el
director ejecutivo de una de las empresas petroleras más grandes a nivel
global. El hombre encargado de la política exterior de los Estados Unidos,
tiene una amplia experiencia en el trato de negocios internacionales con
múltiples países, sobre todo con los rusos.

Al emitir declaraciones, ambas partes
han mostrado firmeza en sus posiciones, a fin de cuentas ninguno de los dos
puede permitirse mostrar debilidad. Rusia le pide a Washington no entrometerse
de manera agresiva en Medio Oriente. E.E.U.U. pide a Moscú no apoyar a
regímenes que presuntamente atentan contra los derechos humanos.

Definitivamente, es preocupante para
la seguridad internacional, que estas superpotencias militares se polaricen y muestren
hostilidad entre sí. Ahora bien, ¿Será este un enfrentamiento auténtico que
pueda crecer en los próximos meses?

Algunos podrían pensar que se trata de
un conjunto de estrategias políticas bien calculadas por parte del presidente
Donald J. Trump. Lo que está en duda son las finalidades que estas hipotéticas
estrategias pudieran perseguir.

Lo cierto es que los conflictos entre
naciones siempre son desgastantes y nunca traen consecuencias favorables. La
paz debe seguir siendo una prioridad en la agenda de todos los gobiernos. El
diálogo debe prevalecer para mitigar cualquier diferencia eventual que pueda
surgir en el orden internacional. Esperemos que el legado de Gandhi no se pierda en la memoria de los
líderes mundiales.  

Comentarios al correo: Jordyabraham@gmail.com

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