La tradicional procesión del Nazareno en Manila, Filipinas, congregó a más de 1,8 millones de devotos el pasado jueves, quienes, en su mayoría descalzos, recorrieron las calles de la capital en una muestra de fe y devoción.
La imagen del Nazareno, una estatua de Jesús de más de cuatro siglos de antigüedad, es considerada milagrosa por muchos fieles. La procesión, que comenzó antes del amanecer, se extendió por casi 21 horas a lo largo de un recorrido de 6 kilómetros, finalizando en la iglesia de Quiapo en las primeras horas del viernes.
Entre los participantes se encontraba Gaspar Espinocilla, un empleado municipal de 56 años, quien expresó: “Espero que China nos dé un respiro; no pueden reclamar todo como suyo”. Por su parte, Renato Reyes, un recolector de basura con más de tres décadas de devoción, manifestó su preocupación por las posibles deportaciones de inmigrantes filipinos en Estados Unidos bajo la administración entrante.
Para garantizar la seguridad durante el evento, se desplegaron alrededor de 14.000 efectivos, incluyendo policías, militares y voluntarios. A pesar de estas medidas, más de 600 personas sufrieron lesiones menores, principalmente mareos y dificultades respiratorias.
La estatua del Nazareno fue traída desde México a Filipinas en 1606. Según algunas versiones, el barco que la transportaba sufrió un incendio, pero la imagen sobrevivió, lo que ha incrementado su reputación de poseer poderes milagrosos.
