El plazo establecido por el Gobierno de Estados Unidos para que Israel mejorara el flujo de ayuda humanitaria hacia Gaza ha expirado, y aunque las condiciones en el territorio palestino se han agravado, el Gobierno de Joe Biden ha determinado que Israel no está obstruyendo el paso de la ayuda. Según el Departamento de Estado, “no había hecho una evaluación de que los israelíes estuvieran violando la ley estadounidense”, por lo que no habrá interrupciones en la asistencia militar estadounidense a Israel.
Sin embargo, la postura de Washington contrasta con la realidad de la crisis humanitaria en Gaza, donde la distribución de ayuda es limitada. Las agencias de socorro en el área han reportado una grave falta de alimentos y agua en el norte del enclave, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), está “al borde de la hambruna”.
Umm Muhammad Al-At’out, una mujer de 63 años que ha vivido las intensas operaciones israelíes, expresó su desesperación: “No hemos visto ninguna ayuda y nadie nos ha enviado comida. Nuestros hijos han muerto de hambre y sed”. Abu Ahmed Subaih, otro civil de Beit Lahya, también detalló a CNN su situación: “No hay comida de ningún tipo”.
La OMS advirtió que la hambruna podría ser inminente en las zonas del norte de Gaza, donde las necesidades de agua y alimentos son cada vez más urgentes. El Dr. Hussam Abu Safiya, director del Hospital Kamal Adwan en Beit Lahya, reportó haber recibido numerosos casos de desnutrición en adultos y niños.
La situación también ha atraído críticas desde la esfera política de Medio Oriente. El príncipe heredero de Arabia Saudita ha acusado a Israel de llevar a cabo un “genocidio colectivo” en Gaza. Las operaciones militares, sumadas a las órdenes de evacuación, han generado un colapso en el orden público, lo que ha provocado el saqueo de convoyes de ayuda y dificultades para movilizar conductores de camiones.
A mediados de octubre, cerca de 900 camiones con alimentos y suministros se encontraban parados en el cruce de Kerem Shalom, en el lado de Gaza. Aunque COGAT, la agencia israelí encargada de aprobar el paso de la ayuda, confirmó que 122 camiones habían logrado distribuir alimentos esta semana, las organizaciones humanitarias señalaron que esa cantidad es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población.
Kate Phillips-Barrasso, directora de la organización humanitaria Mercy Corps, afirmó que la entrada de ayuda y mercancías comerciales hacia Gaza ha “llegado a un completo estancamiento”. Phillips-Barrasso advirtió que la situación alimentaria es “catastrófica” y que, a este ritmo, “es probable que tengamos personas muriendo de hambre a literalmente kilómetros de donde hay alimentos disponibles”.
Las restricciones en la distribución y el caos generado por el conflicto también han impactado las pocas cocinas comunitarias que quedan operativas. Amjad Al-Shawa, líder de la Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas, declaró que “las cocinas donde se atendía a 300.000 personas al día han cerrado, al igual que muchas panaderías”.
Además de la escasez, la especulación ha elevado el precio de los alimentos disponibles. En Jan Yunis, un kilo de azúcar alcanza precios desproporcionados, lo que ha generado protestas en las que los comerciantes son acusados de aprovechar la situación de escasez para elevar precios.
Mientras los ataques israelíes afectan la infraestructura agrícola, cada vez más personas dependen de la ayuda humanitaria. No obstante, la falta de corredores seguros para la distribución y los bloqueos en las rutas de acceso dificultan la entrega efectiva de suministros. La ONU ha solicitado al Gobierno israelí una respuesta a las denuncias sobre los obstáculos al acceso de ayuda, pero hasta ahora, el alivio sigue siendo insuficiente frente a las crecientes necesidades de la población en Gaza.