Por: Cristina Padín.
El príncipe y el mago se encontraron en una de las ciudades más bellas del mundo.. Y lo hicieron, principalmente, porque quisieron hacerlo. Por eso se hacen las cosas que no funcionan por interés: por querer… Y entre charlas amenas sobre flamenco y sobre el toreo los dos compartieron un postre de manzana propio del otoño que empezaba..
El verano se alarga siempre hasta que se anuncia noviembre, con su melancolía y su sabor a castañas asadas..
El príncipe, tan generoso como siempre, aprovechó su estancia en tan hermoso lugar para hacer una donación de libros. Él, y cualquier ser culto, sabía que leer es vivir y conocer y comprender. Y el mago, genial como de costumbre, tuvo tiempo también de organizar un evento deportivo. Qué importante es el deporte!!!!
Y los dos se despidieron.. felices.. y cada uno regresó a su castillo.. Ah, no. No! El cuento no acaba así. Cada uno retornó a su casa: eran humildes, sencillos y discretos..
Un cuento de príncipes y magos
Dedicado a la gente que no se mete en lo que hacen los demás
A Josè Tomás
A Alejandro Talavante
A tomasistas
Talavantinos
A mi querido Luis
A las ciudades bellas del mundo, por ejemplo a Amsterdam..
Al deporte
Al flamenco
Al toreo
Y a las personas humildes.. Las que no lo son me fatigan…


