El exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney falleció a los 84 años a causa de complicaciones derivadas de una neumonía y de una enfermedad cardiovascular, según informó su familia.
Cheney, figura clave dentro del Partido Republicano y con una carrera política de varias décadas, ocupó cargos de relevancia como jefe de gabinete de la Casa Blanca, congresista por Wyoming, secretario de Defensa y finalmente vicepresidente entre 2001 y 2009.
Durante su mandato como vicepresidente con el presidente George W. Bush, Cheney impulsó una expansión del poder presidencial, en reacción a lo que percibía como una erosión de esa prerrogativa tras el escándalo Watergate. Asimismo, estructuró un equipo de seguridad nacional que frecuentemente actuó como un centro de poder independiente dentro del Gobierno.
Anteriormente, como secretario de Defensa bajo la presidencia de George H. W. Bush, Cheney dirigió la intervención militar estadounidense en el Golfo Pérsico en 1991. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, se posicionó como uno de los principales artífices de la llamada “guerra contra el terrorismo”. En ese marco defendió la invasión de Irak en 2003, argumentando la existencia de armas de destrucción masiva que nunca fueron halladas. También defendió técnicas de interrogatorio reforzadas contra sospechosos de terrorismo, entre ellas el ahogamiento simulado y la privación del sueño.
A lo largo de su vida Cheney enfrentó problemas de salud cardiovascular. Sufrió su primer infarto a los 37 años y padeció de manera recurrente dicha condición. En sus últimos años, apareció públicamente como crítico del ex presidente Donald Trump, a quien consideró “la mayor amenaza para la república” en los 248 años de historia de la nación. En las elecciones de 2024 publicó que votaría por la demócrata Kamala Harris.
La declaración de su familia describe a Cheney como un hombre que enseñó a sus hijos y nietos a “amar a su país y a vivir sus vidas con coraje, honor, amor y amabilidad”.
Con su fallecimiento se cierra una etapa significativa de la política estadounidense de finales del siglo XX y principios del XXI, marcada por la expansión de las funciones del poder ejecutivo, las guerras en Oriente Medio y la redefinición del rol de la vicepresidencia. Sus críticos lo vinculan con una ejecución más agresiva de la política exterior estadounidense y con decisiones que siguen generando debate.
El legado de Cheney será evaluado durante los próximos años tanto en términos de la seguridad nacional de Estados Unidos como del equilibrio institucional entre los poderes ejecutivo y legislativo, así como en el peso otorgado a la vicepresidencia como eje de poder.


