El gobierno de México, organizaciones civiles y defensores de derechos humanos demandan “una investigación rigurosa y exhaustiva” tras el deceso de Ismael Ayala‑Uribe, un mexicano de 39 años que perdió la vida bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE).
Ayala‑Uribe había sido detenido el 17 de agosto durante una redada migratoria, y llevado al Centro de Procesamiento de ICE en Adelanto, California. Posteriormente fue referido al Victor Valley Global Medical Center para someterse a una cirugía relacionada con un absceso en la zona glútea. Durante su estancia reportó antecedentes de hipertensión y taquicardia. Según el comunicado de ICE, fue declarado sin respuesta e inicie esfuerzos de reanimación, pero falleció alrededor de las 2:30 a. m. locales. La causa de la muerte permanece bajo investigación.
Durante su juventud, Ayala‑Uribe había obtenido el estatus DACA —Acción Diferida para los Llegados en la Infancia— en 2012, aunque no logró renovarlo en 2016, según ICE. Además, cumplía condenas por conducir bajo los efectos del alcohol (DUI). El consulado mexicano en San Bernardino coordinará acciones con autoridades estadounidenses para “aclarar plenamente” el episodio, indicó la Cancillería.
Este suceso no es aislado: en lo que va del año 2025, al menos 14 personas han fallecido mientras estaban bajo custodia del ICE, y de ellas tres eran mexicanos. Entre los otros casos figura Lorenzo Antonio Batres Vargas y Oscar Rascón Duarte, quienes también murieron bajo detención migratoria. Estas muertes han intensificado las críticas contra la política migratoria estadounidense, especialmente con el retorno a estrategias más agresivas de deportación.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han cuestionado la atención médica en los centros de detención y la transparencia en las causas de muerte. México, por su parte, ha reiterado su compromiso de proteger los derechos de sus ciudadanos en el extranjero y ha anunciado asistencia legal para la familia de Ayala‑Uribe.
A raíz de estos casos, la relación bilateral entre México y Estados Unidos se enfrenta a un nuevo foco de tensión, con reclamos por omisiones, falta de protocolos claros y garantías mínimas para las personas bajo detención migratoria.
