El mundo del espectáculo mexicano está de luto tras el fallecimiento de una de las figuras más icónicas de la Época de Oro del cine nacional. Su partida marca el fin de una era que transformó la industria cinematográfica y cultural del país, dejando un legado imborrable.
Reconocida como una de las grandes actrices de su tiempo, su carrera abarcó más de siete décadas en cine, teatro y televisión. Su inigualable talento y presencia escénica la convirtieron en un referente internacional, trabajando con directores de renombre y siendo protagonista de historias que permanecen en la memoria colectiva.
A lo largo de su vida, enfrentó retos personales y profesionales con valentía, siendo un ejemplo de resiliencia y pasión por su arte. Su reciente estado de salud había sido motivo de preocupación, y finalmente su fallecimiento se produjo tras una serie de complicaciones médicas.
Su partida deja un profundo vacío en el corazón de sus seguidores, colegas y familiares, quienes destacan no solo su profesionalismo, sino también su calidez humana. Hoy, su recuerdo vive en cada una de sus películas, en las tablas que pisó con fuerza y en la pantalla chica que iluminó con su carisma.
El legado de esta gran diva perdurará como un símbolo de la grandeza artística de México, inspirando a nuevas generaciones a seguir sus pasos y a valorar la riqueza cultural que ella tanto defendió.
