Despertó la claridad de un sueño largo, de un sueño sereno. Y había soñado con el arte de Arles y la magia de Talavante.. qué bella historia.. y soñó también con Sevilla en su domingo más hermoso del año, ese aroma santo y nuestro.. y algo más que no podía recordar, algo en oro y lila, creía..
Y preguntó si ya era la hora…
Y no. Todavía no. Aún faltaba tiempo, pero tampoco mucho tiempo. Enero se despedía y se llevaba con sus últimos días la oscuridad. Volvía la luz. Febrero y su aire de Candela y su nombre de san Blas ya habían llamado a la puerta. Empezaban las tardes largas, las hojas asomando…
Y la claridad quería aparecer ya…
Pero faltaba un poquito. La claridad, con su verdad y su pureza, re-aparecería un poco más tarde. Hacia marzo: con san José, con todo lo que es hermoso como hermosa es cada faena de Talavante, con el canto de la primavera, con el sol durmiendo en el mar casi a las ocho…
Qué viva la claridad! Siempre..
Me fascina la luz. Adiós, enero! Y, tanto como me fascina la claridad de las tardes, igual me fascina la de las personas. Amo lo que es limpio, luminoso, claro…
Dedicado a las personas que son claras
A mi maravillosa familia
A mi querido mago
A mi querido Luis
A mis amigos Cristina y Rubén: millones de besos, sois geniales!
A mi amiga Ana
A febrero
Y a todo lo que es hermoso
