Por: Cristina Padín.
La Libertad estaba contenta. Iba a ir a los toros, porque era libre para hacerlo, como también lo era para no hacerlo. Lo haría, y disfrutaría el ole y los lances exquisitos de matadores como Juli o Tomás Rufo. Qué belleza hay en las faenas taurinas..
La Libertad adoraba beber una copa de vino al atardecer, tomar el sol y nadar sin ropa, leer novelas del Realismo Mágico, comer chocolate negro con almendras, andar por casa con los pies descalzos, besar con pasión, el teatro.
Respetaba al que, sin insultar, no apreciaba esas cosas.
Porque la Libertad sabía que ser libre es ser sin imponer y sin criticar. Qué horror criticar! Y su amigo el Respeto sabía que hay pensamientos diferentes. Y válidos. Y la Valentía era capaz de expresar eso, valiente! Y la Educación aceptaba cosas distintas y no insultaba. Qué vulgar el insulto!
La Libertad se vistió de blanco y plata y partió para la Plaza…
Para las personas libres que respetan
Para la libertad
Para la gente que lee y para la gente que adora el Realismo Mágico
Para Juli
Para Tomás Rufo
Para mi amigo Carlos
Para JM
Para JC
Para mi querido Luis
Para los valientes
Para las cosas bien hechas
Para los lances
Y para el nuevo matador de toros: Isaac Fonseca