La Revista

Llegó la hora

Carlos Ramos Padilla
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Por: Carlos Ramos Padilla

 

Con esta semana que inicia formalmente llegó la hora de la
despedida del presidente. Se verá obligado a ya no manejar la agenda nacional,
debe dejar el espacio a su “corcholata” para que se luzca y llegue fortalecida
al 2024. Verá una andanada de críticas y reclamos que fundamentará la oposición
desde su candidatura. Y adentro de Palacio sólo quedarán los lambiscones que a
todo le dirán que si para evitar incomodidades. Muchos que se dicen sus
incondicionales irán buscando acomodo para la próxima administración y varios
de ellos negociarán impunidad y protección a base de traiciones y venta de
información. La soledad irá recorriendo los pasillos de Palacio que se estarán
preparados para despedirlo y para, que como muchos lo demandan, vuelva ese
recinto a ser patrimonio nacional y no vivienda a capricho del mandamás. El
sexenio se agota y el griterío continuará, aunque ya disfrazado. Ya no serán
los valentones que arremeten sin pudor, ahora aplaudirán, sí, pero de lejos
confiados en que en estos meses no estalle un escándalo que afecte al gobierno
federal, al presidente, a sus familiares o colaboradores cercanos. El o la
candidata de Morena estará expuesto/a a tratar de responder las pifias,
abandonos, puntadas y descalabros presidenciales. Y habrá dos caminos minados:
o respalda todo lo hecho por AMLO y promete continuidad o marca fronteras y
dibuja políticas públicas diferentes y creíbles. Irse por la fachada de
“abrazos no balazos” o responder a las necesidades urgentes de seguridad.
Resolver la pobreza con programas asistencialistas que hunden más en la
desgracia a los grupos vulnerables o proponer campos de educación y competencia
de envergadura. Acusar a todos de su propia incapacidad o ser responsable real
de sus actos. Garantizar el abasto de medicamentos o dibujar manipulaciones
malévolas ante niños en fase terminal. AMLO intentará pasar a la historia como él
quiere y sueña. A costa del presupuesto nacional castiga a la economía para
celebrar caprichos e inaugurar sus megaproyectos como el Tren Maya dejando
constancia de pocas obras públicas para presumir, aunque estas sean
anacrónicas, mal planeadas y poco funcionales. Son los últimos destellos de
juegos pirotécnicos que llaman la atención pero que duran segundos. AMLO se irá
sin ganar la reconciliación nacional porque provocó el divisionismo y perdió la
oportunidad de servir a la Nación. Su encono y amargura lo llevó a gastar el
tiempo en crear y ganar enemigos, no opositores. Deja muchos miles de muertos,
pero la mayoría que lograron sobrevivir están en la miseria, aunque la llamen
“pobreza extrema”. Serán muchos personajes los más perseguidos por la justicia
en la historia, sin importar rangos, líneas sanguíneas o medallas militares. La
demanda por reconstruir será enérgica y la sociedad civil retomará una fuerza
como en pocas ocasiones. Ya no habrá salida más que por una puerta lateral, la
de a deveras, la central estará llena de manifestantes con reclamos permanentes
por tanta mediocridad. Mexico está herido y lo sabemos todos, los de adentro y
los de afuera. Se le acabo el reloj al presidente, será tiempo de candidatos.


*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal
34.2, izzi135 y mexiquense radio.

Carlos Ramos Padilla
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