Por: Cristina Padín
Miguel era un crack y caía muy bien a todos por su carácter
amable y su bondad. Contó un cuento a los pequeños la tarde antes de su santo,
una tarde de final de septiembre bella y muy calurosa.
Todo estudió con paciencia y serenidad cada tema, cada
párrafo, cada situación. Todo leía muchos libros. Atesoraba cultura y saberes,
no fotografías con poses arrogantes. Lo hizo todo muy bien. Con humildad y
alma. Y valentía.
Nada perdió, como la cigarra y como siempre, el tiempo. Era
Nada! Simplemente con su existencia todo iría perfecto. No dominaba las
palabras, no apreciaba el arte, no trabajaba. Se limitaba a presumir,
arrogante. Le fue mal.
Miguel dejó que los niños recapacitaran sobre lo que acababan
de escuchar. Les explicó que seguramente todo se llamaría cualquier nombre, A o
F; y Todo igual, sería S, por ejemplo. Era una metáfora de esfuerzo y de saber
estar.
Y los chiquillos regalaron a Miguel un disco con canciones
de los 80…
A cada Miguel. Mañana de santo
A las personas que son Todo
A mi querido Luis
A C
A Jm
A mi amiga R
A los M
A los cuentos
Y a la valentía


