La desolación del pequeño aficionado del Chapecoense, sentado en las gradas del estadio Arena Condá, refleja el sentir de toda la ciudad de Chapecó.
El Chapecoense es algo más que un equipo de fútbol para la ciudad brasileña de Chapecó.
Es el sentir que se repitió y quedó reflejado cuando decenas de miles de personas se volcaron a las calles para llorar la muerte de los jugadores, cuerpo técnico y periodistas en el trágico accidente aéreo del lunes.
Ese día, los integrantes del club se dirigían a Medellín, Colombia, para disputar su primera final internacional, la de la Copa Sudamericana. La tragedia dejó 71 muertos y apenas 6 sobrevivientes.
Lo que se vio en Chapecó fueron imágenes de luto y dolor pero también de unión, como se puede apreciar en estas imágenes que escogimos en BBC Mundo.
El Chapecoense logró que toda la ciudad se uniera detrás del club. “Si caminas por la calle, verás que todos están de verde”, le dijo a la BBC Márcio Coelho, director de la división de fútbol sala del equipo.
Antes que apareciera el Chapecoense, el fútbol en la ciudad de unos 200.000 habitantes, siempre estuvo bajo la sombra de dos gigantes del estado vecino de Rio Grande del Sur: Gremio e Internacional.
La soledad de un vestuario que hace una semana fue testigo de la página más dorada de la historia del club, la clasificación a la final de la Copa Sudamericana contra el actual campeón de la Copa Libertadores, Atlético Nacional.
“No murió el equipo, murió la ciudad. Es una tristeza que nunca he visto en mi vida. Dicen que la gente del oeste de Santa Catarina es guerrera, pero no se cómo se van a recuperar de esto”, lamentó el entrenador de fútbol sala.
Fue difícil contener las lágrimas con las muestras de cariño de los aficionados presentes en el Arena Condá, que entonaron el himno oficial del equipo y los cánticos con los que alientan a los jugadores cada fin de semana.
“Es difícil de hablar. Siempre venimos a los partidos, venimos al estadio y nos sentamos en el mismo sitio”, dijo Daniel Marline, aficionado del Chapecoense.
“Y hoy venimos aquí, sabiendo que este fin de semana, o la próxima semana, nuestro luchador equipo no estará más en este campo. Es difícil, muy duro”, lamentó mientras asistía a la vigilia que unas 10.000 personas mantuvieron en el Arena Condá.
Mientras en Brasil se decretó tres días de luto nacional, la prefectura de Chapecó suspendió las clases e instó al cierre del comercio y la industria el martes antes de declarar un luto de 30 días por la tragedia.
“La ciudad respira Chapecoense”, dijo el periodista y aficionado del club desde niño Audrei Piccini. “El club ha transformado la ciudad. Tenía un enorme impacto en todo el mundo y ahora todos tenemos que ayudar a reconstruir esa historia”.
Testimonio de dos sobrevivientes
Finalmente han sido 71 las
vidas que se perdieron en la noche del lunes pasado cuando una aeronave de la
empresa boliviana LaMia se estrelló en Cerro Gordo de la Unión, en el
departamento de Antioquía, Colombia.
En ella viajaba
el equipo de fútbol brasileño Chapecoense, de primera división, que se dirigía
hacia Medellín con ilusión de concretar el sueño de jugar este miércoles la
final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional. Tan sólo 6, de las
77 personas que abordaron el vuelo, sobrevivieron a la tragedia: los jugadores
de fútbol Alan
Luciano Ruschel, Hélio
Hermito Zampier y Jackson Ragnar Follmann;
el periodista Rafael
Henzel, Erwin
Tumiri, técnico de la aeronave, y Ximena Suárez,
auxiliar de vuelo.
Los dos miembros de la tripulación que sobrevivieron han sido
los primeros en hablar acerca de lo sucedido.
“El avión se apagó por completo y tuvo un fuerte descenso, seguido de un
gran impacto”, dijo la azafata Ximena Suárez a los equipos de rescate que
la encontraron consciente en el lugar de la tragedia. Tal y como se supo, la
joven de 27 años de edad Santa Cruz de la Sierra, ciudad desde la que partió el
vuelo, y trabaja en la aerolínea boliviana desde noviembre de 2014.
Por su parte, tal y como publican
varios medios de comunicación, el técnico de aviación boliviano Erwin
Tumiri narró cómo hizo para sobrevivir en el fatal accidente aéreo
ocurrido en Colombia la noche del lunes pasado. “Sobreviví al accidente aéreo
porque seguí los protocolos de seguridad. Ante la situación, muchos se
levantaron de sus asientos y comenzaron a gritar. Puse las maletas entre mis
piernas para formar la posición fetal que se recomienda en los accidentes”,
explicó.
Aunque por el momento se desconocen
las causas del accidente aéreo en el que perdieron la vida 71 personas, entre
ellas jugadores de fútbol, técnicos, directivos, periodistas y miembros de la
tripulación, las autoridades colombianas han informado que el avión comunicó a
la torre de control antes de estrellarse que había sufrido un fallo eléctrico.
Anteriormente la aeronave habría pedido permiso para aterrizar por escasez de
combustible. “No existe evidencia de combustible en la aeronave”, ha
declarado director de Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil), Alfredo
Bocanegra.
Igualmente, el ministro de Transporte
de Colombia, Jorge Eduardo Rojas, ha confirmado el hallazgo de las dos cajas
negras del avión “en perfecto estado”, lo que permitirá conocer los
parámetros de vuelo, las posibles incidencias técnicas, las conversaciones
entre los pilotos y la torre de control y escuchar qué ocurrió exactamente en
la cabina hasta el momento exacto del siniestro.
La ausencia de fuego apunta aun fallo con el combustible
Las
autoridades aeronáuticas colombianas han iniciado ya el análisis de las dos
cajas negras del avión que transportaba al equipo
de fútbol brasileño Chapecoense, que se estrelló en la noche de este lunes en
una montaña próxima a Medellín. Las
causas del siniestro que ha
costado la vida a 71 personas aún se
ignoran, pero la ausencia de rastro de fuego en los restos del aparato y en el
área del impacto apunta a que el avión de
la compañía boliviana Lamia, que se declaró en “emergencia” antes de
caer, carecía de combustible cuando se estrelló. “No
existe evidencia de combustible en la aeronave”, ha
declarado director de Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil), Alfredo
Bocanegra
Las dos cajas
negras han sido recuperadas “en perfecto estado”, lo que permitirá
conocer los parámetros de vuelo, las posibles incidencias técnicas, las
conversaciones entre los pilotos y la torre de control y escuchar qué ocurrió
exactamente en la cabina hasta el momento exacto del siniestro. El
hallazgo de las cajas negras fue confirmado por el ministro de Transporte de
Colombia, Jorge Eduardo Rojas, quien no quiso adelantar hipótesis sobre el
siniestro.
Según el ministro, las dos cajas están en manos de los investigadores
aeronáuticos colombianos, al igual que los motores del avión, para tratar de
descubrir qué causó el accidente cuando la nave se aproximaba al aeropuerto
internacional José María Córdova de Medellín.
El aeropuerto de Medellín
informó de que el avión, con matrícula boliviana CP2933, “se declaró en
emergencia” a las 22.00 hora local (03.00 GMT del martes) “con fallas
eléctricas, según lo informado a la torre de control de la Aeronáutica Civil”.
El avión que transportaba al Chapecoense, un Avro Regional Jet
85 (RJ85), debía haber llegado a Medellín en torno a las diez de la noche de
Colombia. “El avión pidió prelación para aterrizar en Rionegro, se le
dio, pero luego se perdió el contacto”, ha asegurado Bocanegra, director
de Aeronáutica Civil de Colombia. La emergencia se declaró “entre el
municipio de La Ceja y La Unión”.
El diario El
Colombiano explica,
citando fuentes del aeropuerto, que la tripulación del RJ85 reportó, a las diez
menos cuarto de la noche que iba bajo de combustible, por lo que solicitó a la
torre que le diera prioridad en el aterrizaje.
También asegura el citado periódico que el avión tenía baja
autonomía (2.960 kilómetros) y que el trayecto (de 2.965
kilómetros) superaba en kilometraje, aunque por muy poco, la capacidad de
vuelo del aparato. El lugar del impacto -el cerro El Gordo, en la jurisdicción
del municipio de La Unión, en el departamento de Antioquia- se encuentra a
unos nueve kilómetros del punto de destino.
Ximena
Suárez, la auxiliar de vuelo que ha sobrevivido al accidente del avión que
trasladaba a los jugadores Chapecoense, ha asegurado a los equipos de rescate
que la aeronave “se apagó por completo” y “tuvo un fuerte
descenso” antes de sufrir “un gran impacto”.
Las
imágenes del lugar del siniestro muestran que no hay rastros de incendio ni
entre los restos del fuselaje ni en los motores. No obstante, la ausencia de
combustible, según los expertos aeronáuticos, puede deberse a múltiples
factores: fugas, fallos en los sistemas de alimentación de los motores, errores
de la tripulación, errores en los cálculos de autonomía del vuelo tras el gasto
durante el despegue o incluso que los pilotos vaciaran los tanques ante la
inminencia del siniestro, precisamente para evitar el incendio.
La Sección
de Investigación de Accidentes Aéreos de Reino Unido ha anunciado que enviará
un equipo de inspectores a Colombia para colaborar con Aeronáutica Civil en la
investigación del siniestro, ya que Reino Unido es el país fabricante del avión
siniestrado, modelo Avro Jet Regional 85.
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