Riad, Arabia Saudita – En un pronunciamiento inusualmente enérgico, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, condenó a Israel por lo que calificó como un “genocidio colectivo” en la Franja de Gaza. Las declaraciones del líder saudita, conocido ampliamente como MBS, tuvieron lugar durante una reunión de líderes de naciones islámicas organizada en Riad, donde Arabia Saudita actuó como anfitrión de delegaciones de alto nivel de países islámicos.
“El Reino reitera su condena y rechazo absoluto del genocidio colectivo cometido por Israel contra el hermano pueblo palestino”, afirmó bin Salman, según sus declaraciones en el evento. Esta cumbre reunió a representantes de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) y la Liga Árabe, con el objetivo de unificar las posiciones de los países islámicos frente a la crisis en Gaza y solicitar la intervención internacional para detener los ataques en el territorio palestino.
Además de sus críticas a Israel, el príncipe saudita sorprendió al defender a Irán, en contraste con sus anteriores posturas hacia el país. Bin Salman instó a la comunidad internacional a “obligar a Israel a respetar la soberanía de Irán y no atacar territorios [iraníes]”, un cambio notable respecto a sus declaraciones en 2017 cuando llegó a comparar al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, con Adolf Hitler.
Este evento ocurre en un momento en que Arabia Saudita muestra señales de una postura política más alineada con el apoyo a Palestina, luego de que se descartaran las negociaciones para un acuerdo de normalización con Israel, las cuales, según el propio reino, no avanzarían sin la creación de un Estado palestino—a una demanda rechazada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
A la reunión asistieron destacados líderes de la región, entre ellos el presidente del Gobierno Autónomo Palestino, Mahmoud Abbas, el primer ministro provisional de Líbano, Najib Mikati, el rey Abdullah II de Jordania, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi. Asimismo, Turquía y Siria estuvieron representadas por sus presidentes, Recep Tayyip Erdogan y Bashar al-Assad, respectivamente, quienes mantienen diferencias en torno a las operaciones militares turcas en el norte de Siria.
El objetivo central de la cumbre, según un comunicado de la agencia estatal saudita, fue “unificar posiciones” y “ejercer presión” sobre la comunidad internacional para que adopte medidas encaminadas a detener los “continuos ataques y establecer una paz duradera” en Gaza y la región.
Irán, que ha estrechado lazos con Arabia Saudita en el último año después de décadas de rivalidad, estuvo representado por el vicepresidente Mohammad Reza Aref. En su intervención, Aref expresó condolencias por la muerte de líderes de Hezbollah y Hamas, grupos respaldados por Irán pero rechazados por Arabia Saudita, marcando así una diferenciación en las posturas hacia estas milicias en la región.
La postura de Mohammed bin Salman en este evento internacional representa una de sus críticas más contundentes hacia Israel, subrayando la complejidad de las relaciones en Medio Oriente, en especial frente a la situación palestina y la soberanía iraní en la región.