Por Ernesto Guerra de la Peña
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Desde hace muchos años en mi familia, como en muchas más, recibir el año nuevo el 31 de diciembre es un evento importante. Durante la noche de celebración, la actividad que más disfruto es elegir mis doce propósitos. Lograr pensar en tus metas mientras te concentras en no atragantarte con las 12 uvas no es algo sencillo.
A pesar de que la mayoría de las veces no concluimos lo que nos proponemos. Ya sea bajar de peso, dejar de fumar o aprender a tocar un nuevo instrumento siempre es un buen momento para reflexionar en qué podemos mejorar. Lo que también debería tomar en cuenta el nuevo gobierno para el 2019, después de concluir un con año de muchos infortunios.
El gobierno encabezado por AMLO culmina el año dejándonos con mal sabor de boca a muchos de los ciudadanos que creímos en la idea de la cuarta transformación, a la que ya llaman algunos: transformación de cuarta. Aunque es muy pronto para ejercer un análisis crítico de la nueva administración, el nuevo gobierno ya ha dado muchos motivos para crear descontento social. Recordemos el artículo de la revista The Economists, titulado “Los errores de AMLO”, en el que se expusieron las deficiencias que tienen los proyectos y las propuestas de la nueva administración. Una de ellas son las consultas, las cuales son calificadas por la revista como una “farsa”, por solamente considerar al 1% de la población en las decisiones públicas. “Tiene malas ideas y planes peores para implementarlas” así califica la revista británica a quien encabeza al gobierno federal, por el que votaron más de 30 millones de mexicanos.
Otro error con el que la cuarta transformación concluye el año, fue el presupuesto para el 2019. Ampliamente criticado en redes sociales y medios de comunicación, por la desventaja en que dejó a diversas instancias debido al recorte presupuestal. Por ejemplo, analistas, artistas, periodistas e investigadores han denunciado la disminución de recursos a la protección del medio ambiente a las entidades federativas, y el recorte a instituciones como son al Instituto Federal Electoral y al INEGI. Un grave error para una administración que en un principio parecía incluir a todos los sectores.
Los motivos de la reducción de los recursos son más que obvias. El gobierno federal busca cumplir con los programas y proyectos planteados en la campaña, especialmente en los programas sociales que generan clientela política; como son las becas, los recursos para los discapacitados, adultos mayores y jóvenes que no estudian ni trabajan. No dudo que sean buenas intenciones pero deben de ir acompañadas de un gobierno que le haga frente a otros temas prioritarios como es la violencia y la encarecida educación.
México requiere de una transformación, eso es cierto, pero una que deje los vicios políticos de siempre, que no gobierne y haga campaña al mismo tiempo, imponiendo delegados a modo, que no se critique a los opositores como mezquinos o canallas, que los programas sociales se hagan para buscar bienestar y no fines electorales. En un clima de intolerancia como el que se respira en la actualidad, es necesario imponer la razón antes que pensar en la próxima boleta.
Mis mejores deseos para este año a todos los lectores
