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¿Qué quiere Donald Trump?

Marco Cortez Navarrete
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Por Marco Antonio Cortez Navarrete

Pensé, y mucho, escribir este artículo sobre Donald Trump, “flamante” nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU). ¿Por qué?, me pregunté, y me respondí: porque es algo tan sencillo pero a la vez tan complejo de entender y aún más, de explicar.

Del mandatario del vecino país del norte, y a la vez el más poderoso del mundo,
se puede esperar cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar, así de fácil; todo el gobierno de EEUU gira en torno a una sola persona: Donald Trump. ¿Esto acaso les recuerda a alguien? si verdad, a mi también.

Todas y todos sabíamos y teníamos claro que de regresar a la Presidencia de Estados Unidos veríamos una versión 2.0 de Trump, pero viéndolo bien este pronóstico se quedó corto al atestiguar las primeras acciones del régimen del irascible neoyorkino multimillonario.

En este arranque de su gobierno, Donald J. Trump está pasando la mayor parte de su tiempo firmando órdenes ejecutivas que según él darán un giro de 180 grados a la políticas interna y externa de su país que, debo recordar, por cierto, históricamente es propiedad de las tribus de indígenas que fueron desplazados y confinadas en lo que se conoce como reservaciones, algo así como campos de concentración solo que en áreas geográficas más grandes y relativa libertad.

Con el argumento de que la “tierra del sueño americano se saturó de “ilegales criminales hispanos” Trump ha emprendido una cacería para “expulsar” a todo aquel que tenga rasgos indígenas o mestizos, hayan o no cometido algún crimen y ensañándose de manera especial con los mexicanos que son quienes hacen los trabajos que nadie desea, sean gringos o latinos de diferentes latitudes.

Según Trump, quien por su actitud —plasmada en su foto oficial— me recuerda a otrora nacionalista europeo que pensó que su raza era pura, única y la ungida para dominar y gobernar el mundo logrando con esta postura desatar una guerra que costó millones de vidas humanas.

Al final, la capital del país europeo donde tenía su búnker el citado nacionalista —famoso por su simpático bigote y corte de cabello al estilo del baterista de la banda de música irlandesa U2– fue tomada por los rusos (no por el ejército de EEUU como nos cuenta la historia occidental) provocando que aquel energúmeno se quitara la vida y ordenara que su cuerpo sea incinerado para no ser tocado, ni muerto, por el ejército rojo.

Y, si, debemos aceptar que tal vez la sociedad estadounidense necesita una fuerte sacudida como consecuencia de las políticas sociales implementadas por el gobierno de Joe Biden. Incluso confieso que, como mucha gente, pensé que con Trump la sensatez y la lógica recuperarían los lugares que les corresponde pero reconozco que me equivoqué, que me chamaqueó de nuevo el nieto de migrantes alemanes.

Toda vez que Trump decidió rodearse de un ejército de ex militares de elite, convertidos hoy en políticos, emprendió una cruzada contra las comunidades latinas acusándolas de estar plagadas de asesinos, criminales y violadores, mismas palabras que utilizó también en su primer período de cuatro años.

Algo muy curioso es que esta actitud se da justo cuando aquí, en occidente, se critica al ruso Vladimir Putin por lo que está pasa en Ucrania o lo que sucede en Palestina y otros estados árabes que, dicho sea de paso, tampoco son perita en dulce.

Mister Trump, usted es un hombre que tiene todo, absolutamente todo el poder económico,
político, bélico, etcétera,
¿por qué mejor no opta por el dialogo y la negociación para lograr sus objetivos? ¿Por qué el uso del poderío de su país para intimidar y someter a naciones subdesarrolladas? y de manera especial a su vecino del sur, México, país que históricamente es el principal cimiento para la construcción y permanente desarrollo de los EEUU?.

Si, estamos de acuerdo, combata el mal, pero acorde con las leyes y acuerdos internacionales. No con las manos duras y ásperas similares a las que tienen los dictadores que finalmente pasan a la historia y de los cuales la humanidad no quiere ni acordarse.

Esas amenazas de anexar Canadá y Groenlandia y de apropiarse de nuevo del canal de Panamá, o cambiarle el nombre al Golfo de México honestamente me suenan a película de Steven Spielberg y es difícil entender que son ideas de un líder mundial que lo único que busca no es tan solo consolidar la supremacía sino retornar al expansionismo apoyado en personas influyentes y mas ricas del mundo, además de ser poseedores del conocimiento y la información, principales armas del siglo XXI

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