Por: Eduardo Ruíz-Healy.
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¿Está
Estados Unidos en una recesión económica?
La respuesta es sí, si nos atenemos a solo una parte
de la definición que, en un artículo que se publicó el 1 de diciembre de 1974
en el diario The New York Times, proporcionó el entonces comisionado de la
Oficina de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statistics) de Estados
Unidos, Julius Shiskin (1912-1978).
En su texto, Shiskin definió una recesión así: “1. En
términos de duración: disminuciones del producto interno bruto (PIB) real
durante dos trimestres consecutivos; una disminución de la producción
industrial durante un periodo de seis meses; 2. En términos de profundidad: una
baja del 1.5% del PIB real; una baja del 1.5% del empleo no agrícola; una alza
de dos puntos del desempleo hasta un nivel de por lo menos 6%; 3. En términos
de difusión: una baja del empleo no agrícola en más del 75% de las industrias,
medida en semestres durante seis meses o más”.
En su artículo titulado “The Changing Business Cycle”
(El Ciclo Económico Cambiante), Shiskin proporcionó una definición cuantitativa
a la definición cualitativa que desde finales de la década de los 20 del siglo
pasado desarrolló la National Bureau of Economic Research (Oficina Nacional de
Investigación Económica) o NBER, la organización estadounidense de
investigación fundada en 1920 que, entre otras cosas, calcula y proporciona las
fechas de inicio y terminación de las recesiones en EEUU.
Para él, la definición de la NBER (“Una caída
significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en
su conjunto, que dura más que unos pocos meses y que sea normalmente visible en
el PIB real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y en las
ventas al menudeo y mayoreo”) “no especifica los puntos de interrupción que
diferencian las recesiones de las bajas de actividad económica menos severas.
Sus expertos más bien dependen de comparaciones de las actuales tendencias
cíclicas con lo que sucedió en anteriores ciclos económicos, un proceso que
implica algunos juicios e interpretaciones cualitativas de las tendencias
cíclicas”.
Al principio de esta columna escribí que EEUU está en
recesión solo si se toma en cuenta una parte de la definición de Shiskin, la
que dice que una recesión existe cuando se presentan “disminuciones del
producto interno bruto (PIB) real durante dos trimestres consecutivos”, lo cual
efectivamente ha ocurrido. Durante el primer trimestre de este año el PIB cayó
1.6% y durante el segundo 0.9%.
Sin embargo, si tomamos en cuenta las otras partes de
la definición, no lo está.
No se ha dado “una disminución de la producción
industrial durante un periodo de seis meses” ni tampoco ha aumentado el
desempleo.
Más bien todo lo contrario, el mercado laboral sigue
generando nuevos empleos. Casi 3.3 millones en lo que va del año, incluidos los
528 mil en julio.
El mes pasado, el desempleo bajó hasta el mínimo
histórico del 3.5%, un nivel que no se registraba desde febrero de 2020.
Por lo anterior, EEUU no está en una recesión
económica.
Ahora habrá que esperar lo que dentro de unos meses
nos digan los ocho economistas que integran el Comité de la NBER que determina
las fechas de inicio y terminación de los ciclos económicos.