Por: Eduardo Ruíz-Healy.
El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 se refiere solo dos veces a la inversión privada. La primera mención anota que “Se alentará la inversión privada, tanto la nacional como la extranjera, y se establecerá un marco de certeza jurídica, honestidad, transparencia y reglas claras” mientras que la segunda, al referirse al Corredor Multimodal Interoceánico que en el Istmo de Tehuantepec conectará al Golfo de México con el Océano Pacífico, dice que “A lo largo del recorrido entre ambos océanos se crearán zonas libres para atraer inversiones del sector privado…”.
A juzgar por el documento, que es el instrumento del gobierno de la 4T para “enunciar los problemas nacionales y enumerar las soluciones en una proyección sexenal”, a la inversión de los particulares nacionales y extranjeros no se le da la importancia que tiene como generadora de empleos, riqueza y avance económico.
Sin embargo, pese a que el PND no lo acepte, la inversión privada es fundamental para el desarrollo de la economía. El mismo secretario de Hacienda, Arturo Herrera, lo ha dicho en diversas entrevistas al explicar que el sector privado invierte 6.7 veces más que el sector público. Es decir, siete pesos por cada peso que invierte el gobierno.
Dentro de la inversión privada es importante destacar la Inversión Extranjera Directa (IED) que, de acuerdo con un documento emitido hace unos años por la Secretaría de Economía “se ha consolidado como una fuente complementaria de recursos para financiar el crecimiento económico de nuestro país… Además, representa una fuente de generación de empleo y transferencia de tecnología”.
En 2019, la IED fue por casi 34 079 millones de dólares, apenas 0.9% más que los 33 769 millones de 2018. El origen del 52.8% de este dinero fue por reinversión de las utilidades obtenidas por las empresas, 39% fue por inversiones nuevas y 7.9% por cuentas entre compañías.
Durante los primeros nueve meses de 2020, la IED llegó a poco más de 23,482 millones de dólares, lo que representa una caída de 19.3% respecto a los casi 29 115 que llegaron en el mismo periodo de 2019.
Tan solo durante el tercer trimestre de este año, la IED apenas fue de 2436.7 millones de dólares, cantidad significativamente menor que los 8312.8 millones que llegaron en el mismo periodo de 2019. Una caía catastrófica del 70.7%.
Es indudable que la pandemia de COVID-19 ha causado la impresionante disminución de la IED, lo cual se traducirá en menos empleos, menos crecimiento de las empresas, menos generación de riqueza y menos contribuciones al fisco.
Sin embargo, diversas decisiones del gobierno de la 4T también han contribuido a alejar de nuestro país a los inversionistas extranjeros: la cancelación de lo que iba a ser el aeropuerto de la CDMX y de la embotelladora en Mexicali, los cambios a la reforma Energética de Peña Nieto, la amenaza de entregarles las viviendas en renta a los inquilinos, la reforma pensionaria que golpeará fuertemente a las empresas, los ataques verbales de AMLO y otros funcionarios de la 4T contra el sector privado y, ahora, una ley que podría prohibir la contratación de empleados mediante el sistema conocido como “outsourcing”, el cual es aceptado alrededor del mundo.
No vamos bien…
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