Especial / La Revista
Después de dos décadas, los talibanes retomaron el poder de Afganistán tras la retirada de tropas estadounidenses en dicho país. Esto afectó considerablemente la imagen de Estados Unidos y del presidente Joe Biden pues fue interpretado como el mayor fracaso bélico norteamericano desde la guerra de Vietnam. Más importante es la situación que atraviesan los afganos y afganas, quienes ven con miedo e incertidumbre el regreso del Talibán ya que no olvidan la opresión del pasado.
El Talibán es un grupo islámico radical cuyo objetivo es imponer la ley islámica (la sharía) desde espacios de gobierno. Se creó en Pakistán a principios de la década de los noventas tras la salida de las tropas soviéticas de este país. Para el año de 1996, ya había tomado el control de Kabul, capital afgana, con la promesa de traer paz a la región.
En un principio, los afganos vieron con buenos ojos la propuesta del Talibán ya que, en el régimen anterior, imperaba la corrupción y los talibanes prometían terminar con esto. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que la población de Afganistán comenzó a rechazar el gobierno del Talibán pues este implementó ejecuciones públicas para asesinos y adúlteros y llevó a cabo mutilaciones en contra de ladrones y otros considerados ofensores. Además, el nuevo gobierno prohibió la música, el cine y la televisión, impidió que niñas menores de 10 años podrían ir a la escuela y emprendió la destrucción de sitios culturales distintos a la cultura islámica.
Los talibanes estaban al frente del gobierno de Afganistán de 1996 al 2001, cuando Estados Unidos invadió este país y los derrocó para instaurar un régimen democrático-liberal. El motivo de la invasión fue que, según el gobierno estadounidense, el gobierno talibán afgano protegía y resguardaba a los presuntos responsables del atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York: Osama Bin Laden y la célula terrorista al-Qaeda.
A pesar de que el ejército estadounidense no encontró a Osama Bin Laden ni a otros miembros relevantes de al-Qaeda en el territorio afgano, decidieron quedarse en el país para combatir las insurgencias de grupos talibanes y ayudar a la reconstrucción de Afganistán. Analistas y estudios interpretaron esta decisión como un nuevo intento de Estados Unidos de “exportar” el modelo liberal occidental al Medio Oriente.
Bajo el resguardo de Estados Unidos y otras naciones aliadas como el Reino Unido, Afganistán atravesó una era de progreso económico y de Derechos Humanos pues se destinaron cientos de billones de dólares a la reconstrucción de este país y se reconoció la plenitud de derechos de las mujeres . No obstante, existen voces las cuales reprochan la intervención norteamericana por diversos motivos entre los cuales destacan abusos por parte del ejército estadunidense en contra de la población afgana y el enorme gasto que representa esta guerra, la cual es la más larga que ha tenido Estados Unidos . Si bien, los talibanes fueron derrocados, aún tenían el control de algunas zonas de Afganistán, entonces el conflicto armado duró los 20 años.
Con el fin de conseguir una victoria diplomática previa a las elecciones presidenciales del 2020, la administración de Donald Trump emprendió pláticas de paz con el Talibán; esto le generó críticas de expertos en la materia y la prensa nacional. El gobierno de Afganistán estuvo excluido de estos diálogos lo que afectó su credibilidad ante la población, la cual ya estaba mermada por múltiples casos de corrupción.
En dicha plática de paz, también conocida como Acuerdos de Doha, Estados Unidos se comprometió a retirar de Afganistán a sus tropas y las de aliados, mientras que los talibanes se comprometieron a no atacar a las tropas estadounidenses ya no apoyar a al-Qaeda ni otras células terroristas. Cabe mencionar que después de estos acuerdos, el Talibán continuó sus ataques en contra de tropas afganas y también ordenó asesinatos en contra de periodistas afganos, activistas afganos, y mujeres afganas en posiciones de poder.
El expresidente Donald Trump estaba en contra de la intervención en Afganistán ya que su discurso se apoyaba en la idea de “América Primero” (America First) lo cual representaba la disminución de la inyección norteamericana en asuntos internacionales. En contraste, Joe Biden prometió en campaña que Estados Unidos retomaría su liderazgo en el escenario internacional y lo reafirmó una vez como presidente con la frase “América está de regreso”. Por esto, más de uno se sorprendió cuando la administración de Biden dio a conocer que mantendría los compromisos adquiridos en los Acuerdos de Doha.
Sin una estrategia clara de retirada, las tropas norteamericanas comenzaron a salir de Afganistán en junio de este año al mismo tiempo que el Talibán aumentaba su fuerza en el. Los talibanes consiguieron su primera capital el 6 de agosto y el 15 del mismo mes ya tenían el control de Kabul. Se reportaron algunos enfrentamientos en los cuales el ejército afgano se vio superado por las fuerzas del Talibán, pero, en la mayoría de ciudades y regiones, los gobiernos entregaron el poder de manera pacífica para evitar matanzas.
El presidente afgano Ashraf Ghani huyó del país este domingo pues, de acuerdo a lo que él mismo compartió días después, su equipo de seguridad le dijo que su vida corría peligro si permanecía en Afganistán. Ghani habló de estar en diálogos para regresar a su país, pero tanto para efectos prácticos como en cuanto al reconocimiento de la comunidad internacional, su mandato al frente del país parece haber concluido. El presidente Ghani también rechazó vendió vehículos llenos de dinero durante su huida en respuesta a lo dado a conocer por la embajada rusa en Kabul.
Ante el inminente retorno del Talibán al poder, miles de afganos y extranjeros con residencia en Afganistán huyeron del país. De hecho, el mundo vio con horror y tristeza las imágenes del aeropuerto de Kabul en las cuales se observa a millas de personas que tratan de subir un avión para huir; algunos de ellos incluso perdieron la vida por aferrarse a aeronaves en su desesperación por alejarse del régimen talibán.
Varios países se han movilizado para retirar a sus diplomáticos y nacionales de Afganistán, así como también han abierto sus puertas a refugiados afganos que deseen salir. Estados Unidos tenía contemplado retirar a sus tropas para finales de este mes, pero se anunció que no se retirarían hasta evacuar a todos los nacionales norteamericanos que lo deseen.
El presidente Joe Biden ha sido criticado duramente por la prensa nacional e internacional, analistas, políticos aliados y opositores, diplomáticos, líderes mundiales y figuras del Medio Oriente por la manera tan precipitada en la cual actuó. Los jefes de Estado que son sus aliados en el tema se sintieron ignorados pues Biden actuó de forma unilateral en la terminación de este conflicto, lo cual hace ver a Estados Unidos como un aliado poco confiable, e igual temen que esto pueda representar el reforzamiento de las células terroristas. Además, la imagen de Estados Unidos como autoridad moral internacional se quebrantó ante el fracaso del modelo de intervención estadounidense para el combate contra el autoritarismo y la promoción de la democracia.
Por su parte, el presidente Biden sostiene haber hecho lo correcto y admitió no esperar que el Talibán retomara el poder con tal rapidez. Asimismo, culpó al gobierno afgano ya sus tropas de no poder hacer frente a las fuerzas del Talibán a pesar de la capacitación recibida por el ejército norteamericano.
Ahora bien, la situación actual en Afganistán es más complicada pues la población tiene miedo e incertidumbre sobre lo que pueda suceder
El vocero del Talibán, Zabihullah Mujahid, mostró su rostro por primera vez en años para dar una conferencia de prensa histórica en la cual informó que el nuevo régimen dejaría a las mujeres trabajar y estudiar “dentro de los límites de la ley islámica”. De igual manera, el vocero dijo que el gobierno Talibán no buscaría a nadie en venganza por apoyar a las tropas extranjeras y que su intención era no tener enemigos internos ni externos.
Existe escepticismo en torno a lo expresado por Zabihullah Mujahid pues activistas, diplomáticos y militares, entre otros, sostienen que esta postura moderada únicamente tiene el objetivo de ganarse la simpatía de la comunidad internacional y la población afgana, pero los derechos de las personas, especialmente de las mujeres, seguían en riesgo ya que no se han compartido exactamente serán las restricciones que impondrá el nuevo gobierno. Este escepticismo ha aumentado con el surgimiento de reportes los cuales relatan la violencia y abusos que los talibanes han ejercido en contra de la población afgana en los últimos días.
Han surgido algunos movimientos de insurrección entre los ciudadanos afganos, pero estos fueron reprimidos por los talibanes o extinguidos mediante el diálogo. Aunque parece ser que la mayor parte de la población está en contra del regreso del Talibán al poder, no cuentan con un respaldo armado para hacer frente al nuevo régimen.
La retirada de tropas norteamericanas de Afganistán y el subsecuente retorno del Talibán al poder modifican significativamente la composición del escenario internacional. La decisión de Joe Biden, si bien corresponde a una postura compartida por millones de personas alrededor del mundo, fue ejecutada de manera deficiente y precipitada lo cual le generará consecuencias adversas tanto al interior como al exterior de su país. Por otra parte, los ciudadanos afganos ven con temor su futuro pues los recuerdos de la violencia y opresión procurada en el pasado por el Talibán, especialmente contra las mujeres, les hace dudar de la postura moderada que enseñan hoy.
En estas páginas no buscamos calificar cuál enfoque o visión de vida y gobierno es mejor, pero sí nos solidarizamos con las víctimas de cualquier expresión de abuso o violencia. Esperamos que, independientemente del desenlace de este conflicto, los afganos puedan gozar de una vida de libertad y dignidad.