La plaza de toros “La Luz” de León vivió una tarde inolvidable con un lleno total y un público entregado. Los triunfos de Isaac Fonseca y Diego Silveti, quienes lograron indultar a sus toros, junto con las tres orejas obtenidas por Andrés Roca Rey, desataron la euforia en los tendidos, culminando en una salida a hombros de los tres diestros y el ganadero de Villa Carmela.
Diego Silveti, raza y determinación
El guanajuatense Diego Silveti mostró inteligencia y temple en su primer toro, un ejemplar de Villa Carmela que careció de fuerza y embestía con descompostura. Consciente de ello, elevó la muleta para torearlo a media altura, logrando una faena emotiva que cerró con ajustadas bernadinas. Sin embargo, falló con la espada al intentar matar recibiendo, lo que llevó al público a premiarlo con una ovación en el tercio.
Su segundo toro ofreció pocas opciones, obligándolo a pisar terrenos complicados para extraerle muletazos con emoción. Silveti puso todo su empeño y logró momentos vibrantes toreando por alto, aunque la espada le jugó en contra, recibiendo dos avisos.
Pero la tarde le tenía guardado un momento glorioso. Decidió regalar un toro y se encontró con “Cónsul”, número 490, de 458 kilogramos, un ejemplar extraordinario por su bravura, nobleza y transmisión. Silveti supo entenderlo a la perfección, ejecutando una faena de gran calado por ambos pitones. El clamor del público fue unánime, pidiendo el indulto del toro, lo que selló una tarde inolvidable para el torero y la ganadería de Villa Carmela.
Roca Rey, en lo más alto
El peruano Andrés Roca Rey no se quedó atrás y mostró su maestría desde el inicio con un quite vibrante por chicuelinas y tafalleras a su primer enemigo, un toro que, pese a carecer de clase, tenía movilidad y emoción. Con gran autoridad, el limeño ejecutó una faena variada y de gran impacto en los tendidos, cerrando con muletazos en redondo. Una estocada ligeramente caída fue suficiente para cortar las primeras dos orejas de la tarde, mientras que el toro fue premiado con la vuelta al ruedo.
En su segundo, Roca Rey reafirmó su disposición y entrega ante un toro deslucido que rápidamente buscó las tablas. A pesar de las condiciones adversas, el peruano logró extraer muletazos de calidad. Tras una estocada trasera, recibió una oreja, aunque el público pedía la segunda.
Isaac Fonseca, pasión y entrega
El michoacano Isaac Fonseca encendió la plaza con su primero, al recibirlo de rodillas en los medios y pasárselo por la espalda en un inicio de gran emoción. Su faena estuvo marcada por el aguante y el valor, pero el toro, al sentirse dominado, buscó refugio en tablas. Fonseca no pudo coronar su labor con la espada, aunque el público le reconoció con una ovación y gritos de “¡torero, torero!”.
Su segundo toro le permitió redimirse. Volvió a mostrarse espectacular con el capote, recibiéndolo de rodillas en los medios y pegando largas cambiadas que encendieron al público. Con la muleta, supo aprovechar las extraordinarias condiciones del toro, ejecutando una faena templada y variada que provocó la locura en los tendidos. La petición de indulto fue unánime y el juez concedió el perdón, desatando la apoteosis en la plaza.
Un festejo inolvidable
Al final de esta corrida histórica, Diego Silveti, Andrés Roca Rey, Isaac Fonseca y el ganadero de Villa Carmela fueron sacados a hombros, en reconocimiento a una tarde llena de emociones, indultos y faenas que quedarán en la memoria de la afición leonesa.
