El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una pausa de 90 días en la imposición de aranceles a más de 75 países, reduciendo el arancel recíproco a una tasa base del 10%. Sin embargo, China queda excluida de esta medida y enfrentará un aumento inmediato de aranceles hasta el 125%, en respuesta a sus propias represalias comerciales.
Esta decisión surge tras presiones de los mercados financieros y críticas internas en el Partido Republicano, preocupados por el impacto negativo de la guerra comercial en la economía estadounidense. Trump justificó la tregua parcial como una reacción a la “histeria del mercado” y al daño económico que las disputas arancelarias estaban causando.
La reacción en Wall Street fue inmediata y positiva. El índice Nasdaq se disparó un 12%, el S&P 500 subió un 9,5% y el Dow Jones aumentó un 8%, marcando la mayor subida en una sola jornada en cinco años. Sectores como el tecnológico, bienes no esenciales y comunicaciones fueron los más beneficiados.
A pesar del incremento arancelario hacia China, Trump no descartó la posibilidad de futuras negociaciones con el país asiático. Sin embargo, expertos advierten que esta guerra comercial sin aliados podría desencadenar una recesión global y debilitar la confianza en Estados Unidos como socio económico confiable.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que este periodo de 90 días es el máximo concedido para alcanzar acuerdos arancelarios con los países involucrados.