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La cultura historica de la corrupcion para dummies

Rene Verde Pinzón
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La corrupción es alterar y trastocar la forma de algo, echar a perder, dañar, depravar, pudrir o hacer que algo se deteriore; un mal de todos los tiempos, que se refiere a la naturaleza humana, se da en todos los países y en todas las épocas. En los últimos años en México, personas de dudosa moralidad, son vinculados con la corrupción; BEJARANO, PONCE, AHUMADA, ABARCA, CADENA, MONSREAL, BONINO, BARREIRO, RIOBOÓ, JIMÉNEZ ESPRIÚ, LOSOYA, PADRES, DUARTE, BORGE y la lista continúa; ocho gobernadores detenidos, dos prófugos. La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2015, reveló que el 52.4% de los ciudadanos percibía que la corrupción era muy frecuente en el gobierno, en comparación al 42.9% que lo había expresado dos años antes, en la encuesta 2018, se estima que la tasa de prevalencia de corrupción pasó de 12,590 víctimas por cada 100 mil habitantes en 2015, a 14,635 en 2017; mientras que la incidencia pasó de 30,097 actos de corrupción por cada 100 mil habitantes a 25,541 en 2017.

La corrupción genera la desmoralización y la pérdida de legitimidad del sistema político. Establece ligas entre poder y sistema económico, política y negocios, la corrupción permite el éxito en la sociedad consumista del enriquecimiento personal, corruptor y corrupto infringen la ética y la honestidad para acaparar un bien o recurso público. Según, Brioschi, “la corrupción es un fenómeno inextirpable porque respeta de forma rigurosa la ley de la reciprocidad. Según la lógica del intercambio, a cada favor corresponde un regalo interesado. Nadie puede impedir al partido en el poder que se cree una clientela de grandes electores que le ayuden en la gestión de los aparatos estatales y que disfruten de estos privilegios. Es algo natural y fisiológico” 

La corrupción es histórica, ha estado presente desde el nacimiento del Estado. En la antigua Mesopotamia, en el año 1500 a.C., establecer un trato económico con un poderoso no era distinto de otras transacciones sociales y comerciales y era una vía reconocida para establecer relaciones pacíficas. En Egipto, durante el reinado de Ramsés IX, 1100 a.C., se investigó un caso de encubrimiento de robo de bienes escondidos en las tumbas de los faraones, Peser, antiguo funcionario del faraón, denunció en un documento los negocios sucios de otro funcionario que se había asociado con una banda de profanadores de tumbas. En el antiguo texto Hindú Artha-shastra, el erudito pakistaní Kautilia, hace un recuento de 40 formas que utilizan los funcionarios para robar el dinero del Estado. En el absolutismo, el campesino se buscaba la protección de un señor feudal y a cambio le ofrecía algo de la tierra. Felipe II, rey de Francia en el siglo XIII, imponía feroces impuestos a sus súbditos y les obligaba a fuertes pagos, que no eran otra cosa que ingresos que iban a sus arcas privadas

Uno de los primeros casos documentados por el escritor romano Aulo Gelio; es el caso de los embajadores de Mileto y Demóstenes, quien fue siempre coherente en la defensa de Atenas y cedió a veces en su labor como abogado al mejor pagador, en este caso a los embajadores por una bolsa de plata. En el año 324 a.C. Demóstenes, acusado de haberse apoderado de las sumas depositadas en la Acrópolis por el tesorero de Alejandro, fue condenado y exiliado de Atenas

M. Sandri, señala que en Roma, “el poderoso caminaba seguido por una nube de clientes: cuanto más larga era su corte, más se le admiraba como personaje. Esta exhibición tenía un nombre: “adesectatio”. A cambio, el gobernante protegía a sus clientes, con ayudas económicas o intervenciones políticas. También había acuerdos entre candidatos para repartirse los votos (coitiones) y para encontrar un empleo solía recurrirse a la “commendatio”, que era el apoyo para conseguir un trabajo”, lo que hoy equivaldría a la venta de plazas. Otro caso documentado en Roma, es la conjuración de Catilina, una conspiración que, según las acusaciones formuladas por Marco Tulio Cicerón, habría consistido en alcanzar el puesto que codiciaba mediante un golpe de Estado contra la República, con el fin de ocupar el puesto para enriquecerse y así pagar sus deudas. Quienes compran la elección a un cargo se afanan por desempeñar ese cargo de manera que pueda colmar el vacío de su patrimonio”. El caso más célebre es el de Verre, gobernador en Sicilia. Se le imputaron extorsiones, vejaciones e intimidaciones, con daños estimados, para la época, en 40 millones de sestercios. Catón, el censor, sufrió hasta 44 procesos por corrupción. El general Escipión hizo quemar pruebas que acusaban a su hermano Lucio sobre una estafa perpetrada a daños del imperio: fue condenado al destierro. La corrupción era una práctica tan extendida al punto que, como todos sabemos, la venta del perdón de los pecados, fue una de las razones por las que Martín Lutero escribió sus 95 tesis. 

En Francia, Fouquet al ser nombrado Superintendente de Finanzas, enriqueció su fortuna personal robando al Estado y luego se convirtió en el banquero del rey, prestándole sus propios recursos. Luis XIV en sus memorias reconocía que “no hay gobernador que no cometa alguna injusticia, soldado que no viva de modo disoluto, señor de tierras que no actúe como tirano. Incluso el más honrado de los oficiales se deja corromper, incapaz de ir a contracorriente”. El propio Napoleón solía decir a sus ministros que “les estaba concedido robar un poco, siempre que administrasen con eficiencia”. Dante, sitúa a los corruptos en el infierno, pero fue declarado culpable de haber recibido dinero a cambio de la elección de los nuevos priores y de haber aceptado porcentajes indebidos por la emisión de órdenes y licencias a funcionarios del municipio. Maquiavelo afirmó que el príncipe no debe preocuparse de incurrir en la infamia de estos vicios, sin los cuales difícilmente podría salvar al Estado. Incluso Adam Smith, tuvo que admitir que “el político es un sujeto cuyas decisiones están condicionadas por intereses personales”. Alexis de Tocqueville, sostenía que “en los gobiernos aristocráticos, los hombres que acceden a los asuntos públicos son ricos y sólo anhelan el poder; mientras que en las democracias los hombres de Estado son pobres y tienen que hacer su fortuna a costa del Estado”. Winston Churchill decía que “un mínimo de corrupción sirve como un lubricante benéfico para el funcionamiento de la máquina de la democracia”; y François Mitterrand señalo que a pesar de que, “Richelieu, Mazarino y Talleyrand se apoderaron del botín, nadie se acuerda de ello”

Transparencia Internacional calificó a México dentro del 40% de los países más corruptos en el mundo; ningún país obtuvo la calificación de 100 puntos, es decir, ningún país se percibe como totalmente libre de corrupción. Existen países con poca corrupción, en particular los escandinavos. El mismo estudio señala que esto se debería a la influencia de la ética luterana o protestante, que no prevé la confesión de los pecados para lograr la absolución; estas sociedades, de corte socialdemócrata, son relativamente homogéneas, sus ciudadanos se sienten iguales y no toleran que alguien saque ventajas de forma ilegal. Sin embargo, los escandinavos son los que más antidepresivos consumen en el mundo, de acuerdo a cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y hay cierta hipocresía en la sociedad noruega cuando, siendo uno de los principales países exportadores de petróleo, aboga por un medio ambiente más limpio. 

Pero esta ética quizá no sea suficiente para erradicar la corrupción en México, un país mayoritariamente católico, esto sin contar con aquel poderoso que llegaría por la vía carismática, según la cual el que ejerce el poder tiene un halo de santidad, que podría acoger a pecadores que serán perdonados por solo estar a su lado; nada más falso, hasta Judas Iscariote vendió a los romanos a su maestro Jesús por treinta monedas de plata. Por ello, si te han repetido mil veces que un gobierno será honesto porque, el candidato como Presidente, será honesto y erradicará la corrupción con el ejemplo, solo tenemos que recordar el aforismo de Nietzsche, “Un hombre que se creyera absolutamente bueno sería espiritualmente un idiota”. “Dejemos el combate a la corrupción a las instituciones…presididas por Inteligencia Artificial”. Ni Pericles, conocido como el Incorruptible, escapo de ser corrupto, fue acusado de haber especulado sobre los trabajos de construcción del Partenón. Lo que hay que ver…Cuba Libre son solo sueños guajiros Fidel.

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