La Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas
exhorta al Gobierno Federal y Estatal a mejorar los programas educativos, en donde se
enfatice fortalecer una política educativa en favor de una Cultura de Paz y No Violencia,
ante el aumento de violaciones a los derechos humanos dentro del territorio nacional.
En este sentido, la educación funciona como un eslabón clave para la erradicación de la
violencia, sin embargo, esta parte de una cultura de conflictos familiares, sociales,
económicos y políticos, en donde los niños, niñas, adolescentes y jóvenes llegan a ser
víctimas de la discriminación y exclusión, incapaces de adaptarse al medio social toman la
delincuencia como una alternativa para sobrevivir.
Si en los hogares, las escuelas o los centros de trabajo se experimenta la violencia de manera
constante, será enseñada a los demás, principalmente a los niños y adolescentes. Por lo
tanto, para acabar con la idea de que la delincuencia, guerras y las violencias son
normales e inevitables, y que son la única alternativa ante las disputas, es importante
fortalecer el papel de la educación como un instrumento de transformación pacífica de
los conflictos humanos.
Dado que, el país atraviesa por una crisis de violencia social, debido a la pobreza y falta de
oportunidades educativas y de acuerdo con cifras del Instituto para la Economía y la Paz
(IEP) la paz en México se ha deteriorado en un 17.1% y la tasa de homicidios en 2021 fue un
76.3% más alta que en 2015.
En ese mismo sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020, 33.6
millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019- 2020
(62.0% del total). De ellas, 740 mil (2.2%) no concluyeron el ciclo escolar: 58.9% por alguna
razón asociada a la COVID-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos. Chiapas, Michoacán,
Jalisco y Guanajuato son entidades con altos porcentajes de personas que no asisten a la
escuela, tanto de población indígena como de no indígena.
Por lo cual, la CIDHPDA exige al Gobierno de la 4T a reformar los programas escolares y
crear políticas públicas que frenen la violencia, con el fin de construir una cultura de paz
que brinde una nueva orientación a la educación en todos los niveles que incluya la justicia,
la igualdad, la solidaridad, la democracia, la libertad, el respeto a las diferencias, la
diversidad cultural y, sobre todo, al desarme, a la prevención de los conflictos armados y la
transformación pacífica de los conflictos.
