El martes pasado, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) presentó su Índice de Movilidad Urbana. Esta es la primera herramienta que mide la movilidad en ciudades mexicanas de forma integral y busca comparar las condiciones de movilidad entre las ciudades más importantes del país, así como su capacidad de ofrecer opciones de transporte atractivo, deseable y alcanzable para sus habitantes.
El Índice se compone de 100 indicadores agrupados en 7 subíndices, los cuales son: eficiencia y transparencia, regulación y políticas públicas, accesibilidad e infraestructura, transporte seguro, dinamismo económico, y contexto urbano y aire limpio.
En esta primera edición del Índice se utilizó información de 20 ciudades, las cuales concentran 43% de la población nacional y 68% de la actividad económica urbana. Entre los hallazgos más interesantes se observa que sólo la Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco y Coahuila cuentan con una ley específica de movilidad, lo que es grave debido a la importancia de contar con un marco regulatorio adecuado para ordenar y planificar mejor la movilidad urbana.
Según este Índice, cuatro de las cinco zonas urbanas con mejores condiciones de movilidad, se encuentran en el centro y el Bajío, las cuales son Guadalajara, León, Toluca y la zona metropolitana de la Ciudad de México, la cual está formada por la misma CDMX y por 60 municipios aglomerados, uno de ellos en el estado de Hidalgo y los restantes en el Estado de México. Las zonas urbanas con las peores condiciones de movilidad son Villahermosa y Acapulco.
En las 20 ciudades, 29% de la población se mueve en automóvil particular, 38% en transporte público y 31% caminando o en bicicleta. Según este reporte del IMCO, mientras más crecen las ciudades es importante que se reduzca la proporción de la población que usa un auto particular para reducir la congestión vehicular; por ejemplo, en la zona metropolitana de la CDMX 49% utilizan transporte público y 19% auto particular.
Respecto al transporte público, el aspecto con menor satisfacción de los usuarios es la información disponible de horarios, paradas y rutas. Un ciudadano bien informado sobre la logística y horarios del transporte público toma mejores decisiones y es más productivo que alguien que conoce pocas rutas y desconoce cuánto tiempo tardará en llegar su medio de transporte.
Otro hallazgo interesante es el nivel de satisfacción que se alcanzó en León y Chihuahua, respecto a los operadores de transporte público. 80% de los leoneses y 77% de los chihuahuenses están satisfechos con el respeto a los señalamientos y paradas establecidas por parte de los operadores de transporte. Además, 70% de los leoneses y 75% de los chihuahuenses están satisfechos con el trato respetuoso de los operadores. Sería interesante estudiar cómo han logrado esos niveles de aprobación para que otras ciudades puedan alcanzarlos.
El reporte del IMCO, en línea con las mejores prácticas internacionales, recomienda incentivar el uso de transporte público que no funcione a base de combustibles fósiles, y financiarlo a través de impuestos verdes, como la tenencia, cobro de vialidades urbanas e impuesto sobre gasolinas. Sin embargo, el reporte también señala que la gran mayoría de las autoridades locales de México han privilegiado el uso del automóvil particular.
Entre 1990 y 2015 el parque vehicular creció 5.3% en promedio cada año, mientras que la población lo hizo a un ritmo del 1.5 por ciento, lo que significa que el número de vehículos creció 3.5 veces más rápido que la población. Durante el mismo periodo, la velocidad promedio de desplazamiento en la CDMX, en horas pico, pasó de 38.5 km/h a menos de 6.4 km/h.
La prioridad del automóvil particular también se refleja en que 15 de las 20 ciudades más importantes de México no registraron inversión en transporte público en 2015. En total, las 20 ciudades dedicaron 7% del presupuesto de movilidad a infraestructura peatonal y ciclista en 2015, 38% a infraestructura vehicular y únicamente 2% a transporte público. Esto, como ya lo mencioné, a pesar de que el 38% de los ciudadanos de las 20 ciudades se trasladan en transporte público.
En la misma encuesta se señala que 68.1% de los viajes en auto transportan a un sólo pasajero y únicamente 2.9% de los viajes en auto circulan llenos.
La poca accesibilidad, la congestión y el insuficiente transporte público generan fuertes pérdidas de bienestar en los mexicanos y disminuyen significativamente nuestra productividad. Por ejemplo, en México, 19% del gasto total de los hogares se dedica al transporte, el nivel más alto dentro los países del G20 y superior al 16% que gastan en India, 13% en Rusia o 12% de Corea.
Una ciudad será más sostenible y equitativa en la medida en que sea posible combinar el transporte privado, el transporte público y los sistemas de movilidad activa (como las bicicletas). Además, la ciudad se vuelve menos vulnerable ante momentos de crisis, como el reciente desabasto de gasolina, donde se observó el riesgo que conlleva la fuerte dependencia al transporte privado que usa combustibles fósiles.
Por eso, el IMCO recomienda a las ciudades permitir la innovación, fomentar un ecosistema de aplicaciones dinámico, diversificar las opciones de movilidad y reducir barreras de entrada especialmente a empresas disruptivas de economía compartida.
La movilidad eficiente es fundamental para el crecimiento económico sostenido y sustentable de las ciudades. Todo lo que se puede medir, se puede mejorar y por ello celebro este importante esfuerzo que realiza el IMCO.