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¿No al Doblaje?

David Moreno
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Entretenimiento, por: David Moreno.

El jueves 10 de julio del presente año varios medios reportaron que en los próximos días será presentada ante el Congreso una iniciativa de reforma a la Ley de Cinematografía, la cual data del año 1992. Uno de los puntos que más llamó la atención tiene que ver con la proyección de películas dobladas. De acuerdo a los reportes la iniciativa presentada por la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas propone que las obras cinematográficas sean exhibidas al público en su versión original y, en su caso, subtituladas al español en los términos que establezca el reglamento. Se aclara que habría una excepción en películas infantiles y documentales que podrían exhibirse dobladas ya sea en castellano o bien en idiomas indígenas.

​No es un tema nuevo. De hecho el artículo 8 de la actual Ley Federal de Cinematografía contempla en las cláusulas descritas por la propuesta la exhibición de filmes en su idioma original con las mismas excepciones. Sin embargo una serie de amparos promovidos desde 1997 por los grandes estudios norteamericanos en contra de ese artículo abrieron la puerta a que películas de todas las clasificaciones pudieran ser proyectadas dobladas al español, al grado que hoy la mayoría de los filmes que se pueden ver en los complejos cinematográficos se encuentran solamente en esas versiones. Los subtítulos son prácticamente una especie en peligro de extinción destinados a habitar solamente en salas de arte o de proyección independiente en donde se respeta ante todo la integridad de la obra fílmica.

​Antes de que las distribuidoras norteamericanas ganaran los amparos ante la SCJN (una votación que dividió a los Ministros y que tuvo el voto en contra de la entonces Ministra de la Corte y actual Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero) prácticamente era imposible encontrar un filme doblado en las salas de cine. Incluso en la televisión abierta las películas eran proyectadas con subtítulos. Generaciones enteras crecimos leyendo el subtitulaje y escuchando las películas en su idioma original. Tengo la impresión que eso incluso fue un factor coadyuvante para el desarrollo de nuestra capacidad de comprensión lectora. Por el contrario la irrupción del doblaje ha generado espectadores perezosos que prefieren pagar por una obra mutilada que ver el filme tal y como fue concebido y realizado por todos los involucrados en la producción. En un país como el nuestro en donde la lectura y la comprensión de lo que se lee es un asunto que impacta seriamente en todos los grados de la educación, quizá la proyección de filmes en su idioma original y con subtítulos pueda ser un factor que obligue a las nuevas generaciones a mejorar su capacidad de comprensión de lo que se lee.

​En lo particular estaría completamente a favor de que el doblaje desaparezca de las salas cinematográficas. Desde que el sonido llegó al cine, las voces de actrices y actores, las intenciones con las que recitan sus diálogos forman parte de la integridad total de la obra. El doblaje puede ser hecho con mucho profesionalismo pero lo que hace es que se pierdan una serie de intenciones que considero fundamentales para una mejor asimilación de lo que el realizador pretende proyectar al espectador. Al exhibirse una película doblada se renuncia a salvaguardar el derecho que tiene todo creador de que su obra sea exhibida tal y como el la concibió, pero también se violan los derechos de las audiencias a mirar y entender un filme en toda su integridad.

​Entiendo que al final se trata de un asunto de dinero. El duopolio de exhibición de cine en México y las distribuidoras, principalmente las norteamericanas, seguramente van a impugnar con todo su poder político y económico una legislación que les obligue a solamente proyectar películas en su idioma original. Temerían perder a esos apáticos espectadores que ellos mismos han creado a partir de la exhibición indiscriminada de obras dobladas, espectadores que probablemente huirían del cine ante la necesidad de tener que leer y mirar al mismo tiempo lo que se proyecta en pantalla. Pienso que la ley tiene que cuidar al negocio y a las fuentes de empleo que genera por lo que quizá las reformas a la misma tienen que plantearse en términos medios: obligar a las únicas dos compañías de exhibición de cine a proyectar un filme en sus dos versiones para que quien compre un boleto en taquilla pueda decidir si prefiere ver la obra en su versión original o bien acceder a las salas donde se proyecte la mutilación de la misma.

​La puerta a la discusión se ha abierto. Si la iniciativa realmente comienza a caminar en el Congreso tendremos uno de los debates más importantes en términos culturales y artísticos de los últimos años. Ojalá y lo que prevalezca sea el interés general y no la imposición de los grupos de poder económico. En un país con la historia del nuestro eso sería un enorme logro.

David Moreno
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