El hundimiento del superyate Bayesian en agosto frente a las costas de Sicilia ha generado preocupaciones no solo por la tragedia que cobró la vida de ocho personas, sino también por el riesgo de que información altamente clasificada contenida en el yate caiga en manos equivocadas. Entre las víctimas se encontraba el magnate tecnológico británico Mike Lynch, su hija de 18 años y otras personas cercanas a su círculo profesional.
El superyate, valorado en 40 millones de dólares, se hundió en medio de una tormenta inesperada, y las autoridades han señalado la posible negligencia en el manejo del barco, lo que ha abierto una investigación por homicidio involuntario.
Sin embargo, lo que más ha alarmado a las autoridades italianas y a los servicios de inteligencia es la sospecha de que el yate transportaba cajas fuertes herméticas con discos duros súper encriptados, los cuales contenían información confidencial vinculada a operaciones gubernamentales y de ciberseguridad.
Esta información ha llevado a que se incremente la seguridad alrededor del sitio del naufragio, debido a temores de que actores extranjeros, incluidos Rusia y China, puedan intentar acceder a estos datos. Las cajas fuertes podrían contener códigos de acceso y otros datos sensibles relacionados con los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses.
En medio de la tragedia, se han recuperado los cuerpos de las víctimas, y las autopsias preliminares indican que varias personas fallecieron por asfixia en seco, atrapadas en burbujas de aire dentro del yate.
Aunque el yate contaba con sistemas avanzados de seguridad, no tenía una caja negra ni registradores de datos de viaje, lo que ha dificultado las investigaciones sobre las causas exactas del hundimiento.
El caso sigue en investigación mientras las autoridades evalúan cómo reflotar el yate sin comprometer los datos sensibles y evitar un posible desastre ambiental, dado que el barco todavía contiene una gran cantidad de combustible a bordo.