Cultura, por: Francisco Solís Peón.
Dicen los que saben que en estos tiempos de enclaustramiento forzoso se debe de regresar a lecturas ya hechas que deliciosamente paladeamos en algún momento de nuestras vidas.
Respetando el hilo conductor del tema que hoy domina al mundo, señalamos que pocos saben que situaciones como las que vivimos han inspirado grandes obras literarias más allá de las novelas de terror contemporáneo.
En primerísimo lugar vino a la mente el cuento “La máscara de la muerte roja” del inmortal Edgar Allan Poe, que versa sobre la espectacular aparición de un tenebroso personaje en medio de una fiesta de disfraces que se lleva a cabo en un castillo, donde un puñado de burgueses y aristócratas se resguarda de una sangrienta enfermedad (presumiblemente escarlatina). Un breve relato plagado de giros descriptivos con una adjetivación simplemente perfecta (que aún en la traducción, principalmente la de Cortázar, nada pierde), muy al estilo del romanticismo del siglo XIX donde hasta la muerte tenía una terrible belleza.
Ahaaa pero ¿Burguesía? ¿Aristocracia? ¿Castillo? ¿Pandemia? Entonces brota de la memoria una verdadera joya de la literatura universal: “El Decamerón” de Giovanni Bocaccio, una famosa novela corta (nunca terminaré de entender a los críticos amantes de las categorizaciones obligatorias) que en realidad contiene cien cuentos con un único hilo conductor. Me explico, son diez miembros del más alto linaje de la época, cinco hombres y cinco mujeres, que se encierran en un lujoso castillo protegiéndose de la peste que azotaba Florencia por aquéllos años (un hecho real).
Para matar el aburrimiento cada uno de ellos es responsable de contar diez cuentos, que conforman los diez capítulos del libro, por supuesto que cada personaje le imprime un sello propio a sus relatos, por eso se va de lo erótico a lo ascético, de la inteligencia a la imbecilidad, de lo ético a lo inmoral.
Digamos que es algo así como un cuadro de Pollock (1), en un lienzo blanco se van estrellando bolas de distintos colores y al final en medio del collage cada quien termina viento lo que quiere ver. Lo mismo pasa con El Decamerón y la naturaleza humana, lo lúdico, lo lúbrico, lo divino, lo profano, lo mundano, el honor, el vicio, en fin; todo se entremezcla en nuestro ser y se multiplica ad infinitum por diversas circunstancias propias y ajenas.
Escrita originalmente entre 1351 y 1353, y sin ser experto en la materia, considero que esta obra tiene un valor que va más allá de lo estrictamente literario, nos demuestra que la Edad Media comenzó a morir cien años antes de la caída de Constantinopla o del Descubrimiento de América, Boccaccio nos enseña que las Ciudades-Estado italianas ya eran renacentistas.
Las versiones italianas en el cine son malísimas todas con excepción tal vez de una que realiza Fellini pero aquí sí el libro es mejor.
Si alguien tiene de verdad un espíritu masoquista puede recurrir a “Cujo” de Sthepen King (2) o a la trilogía de “Virus” en Netflix(3), así tendrán mucho que platicar con su psiquiatra cuando pase la pandemia.
En lo personal concuerdo con Bocaccio en el sentido de que: “Hay que servir a Dios metiendo al diablo en el infierno al menos una vez al día”. Lean el cuento, es exactamente lo que están pensando pero nunca lo olvidarán.
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1) Jackson Pollock. USA 1912-1956. Pintor, Considerado uno de los padres del expresionismo abstracto.
2) Novela publicada en 1981 que narra las consecuencias que trae a un pequeño poblado el hecho de que un perro hidrofóbico babee el único cárcamo de agua.
3) Película Surcoreana del 2013 dirigida por Kim Sung su.