Por: Cristina Padín.
Un día no se baja a la playa porque el viento de noviembre ya es muy frío.. y se acaban esos momentos.. y en breve llega febrero, y la vida es un volante otra vez. Un día ese ser tan querido no respira, ya no respira.. y no está, y dentro de una hora sigue sin estar, y al día siguiente tampoco está. Se ha muerto, se ha ido al cielo.. y ya no estará al llegar febrero, ni marzo. No volverá a Sevilla en primavera ni a los toros en mayo ni a la hoguera de san Juan en san Juan.
Así se enfrentó el niño al fallecimiento de su tío… tan triste.. qué dolor..
Su abuela María era gallega. Firme como una piedra, como los abuelos gallegos; muy trabajadora, muy generosa. Siempre con el diminutivo gallego, tan cariñoso, en la boca. Les contaba desde que tenían meses que a san Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo. Y el niño, a los nueve años, entendió aquello. La abuela caminó desde su aldea hasta la bellísima San Andrés de Teixido con la fotografía de su tío en las manos.
Así es Galicia!
Se me ocurrió esta historia hoy en la playa, mientras octubre va hacia el fin y pude conocer un relato similar.. en Galicia hay muchos..
Dedicado a las tradiciones de mi tierra
A mi Luis
Al Camino
A la gente de ley y con sensibilidad
A mi amiga Rosario
Y a mi amiga Pau
A Sevilla
Y al toreo