Por: Eduardo Ruíz-Healy.
Los últimos días no han sido buenos para la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y la Federación Mexicana de Fútbol Asociación (FEMEXFUT o FMF).
El lunes la FIFA dio a conocer las sanciones que su Comité Disciplinario decidió imponer a 48 federaciones nacionales por incidentes ocurridos durante los juegos realizados en septiembre y octubre de este año.
Entre las sancionadas está la FMF, que no ha sido capaz de educar a los aficionados mexicanos a no lanzar gritos discriminatorios y homofóbicos durante los juegos de la Selección Nacional. Debido a que dichos gritos se escucharon en el Estadio Azteca durante los partidos contra Canadá y Honduras, en octubre pasado, la selección jugará sus próximos dos partidos en estadios vacíos y la FMF deberá pagar una multa de poco más de 2 millones de pesos.
No es la primera vez que la FMF y la Selección Mexicana son sancionadas por la misma razón, y por más que digan que hacen lo posible por desterrar la funesta práctica, la realidad es que no lo han logrado.
Las otras selecciones nacionales sancionadas por conductas discriminatorias de sus seguidores son las de Argentina, Chile, El Salvador, Honduras, Hungría, Montenegro, Panamá y Perú. No es mera conciencia que seis de las ocho federaciones sancionadas sean latinoamericanas.
Y ayer, solo un día después de que la FIFA anunciara lo anterior, se dio a conocer que las autoridades judiciales de Suiza acusaron de fraude y otros delitos al expresidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, de 85 años, y al expresidente de Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA, por sus siglas en inglés), el francés Michel Platini, de 66 años.
Los fiscales suizos acusan a Blatter de transferir ilegalmente dos millones de francos suizos (2.19 millones de dólares) a Platini en 2011. Dicho traspaso, según los fiscales, “dañó los activos de la FIFA y enriqueció ilegalmente a Platini”. En caso de que el tribunal en donde se realiza el juicio los declare culpables, podrían ir varios años a la cárcel y pagar multas considerables. Ambos aseguran que son inocentes.
El caso empezó en mayo de 2015, cuando el gobierno de Estados Unidos acusó de soborno y lavado de dinero a varios funcionarios y exfuncionarios de la FIFA y empresas de marketing deportivo.
El escándalo que detonó en EEUU motivó al comité de ética de la FIFA a realizar una investigación que obligó a Blatter a dejar su cargo y a Platini a renunciar a su intención de ser el sucesor del suizo.
Blatter fue presidente de la FIFA durante 17 años, de junio de 1998 a octubre de 2015, y Platini presidió a la UEFA durante casi nueve años, de enero de 2007 a octubre de 2015.
La gestión del primero fue siempre polémica. Una de sus últimas decisiones, la de realizar la Copa Mundial 2022 en Qatar, culminó en escándalo al saberse que el gobierno del emirato compró los votos de los delegados que votaron a favor de que ese país fuera seleccionado como sede.
Lo que ocurre en la FIFA y en muchos estadios es prueba de que la corrupción, la homofobia y la discriminación existen en el mundo del fútbol, un mundo que idealmente debería estar libre de estas manifestaciones en vista de que el deporte es una actividad que debe contribuir a una mente sana dentro de un cuerpo sano.
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