Por: Cristina Padín.
Sevilla amanecía en oro, naranja, rosa, rojo.. aroma a canela y a Navidad.. a emoción y a tradición. Llegaba el 18 de diciembre.. ese día tan bonito. El día de la Virgen de la Esperanza.. Virgen de la Esperanza: esa mirada de pureza, ese rostro de bondad.. esa oración a Dios.
La esperanza paseaba contenta por las calles adornadas para la época navideña. Era siempre feliz, como lo son la ilusión y la verdad. Respiraba el aire frío y a la vez cálido de finales de año.. respiraba el bello latido de los corazones de la gente sensible. Como Carlos..
Carlos iba a cumplir veinte magníficos años. Chico inteligente y amigo de divertirse, leal, un joven de hoy con educación y alma. La esperanza se encontró con él en una plaza, en san Lorenzo, y le ofreció su primer regalo. Y siguió avanzando el día, al compás del manto de la Esperanza..
Viva la Virgen de la Esperanza
A mi querido Carlos
A Sevilla
A las personas con sensibilidad
A mi amiga Pau
A mi amiga Isabel, recupérate pronto
A Luis. Siempre
A estos bellos días de diciembre
