Por: Eduardo Ruíz-Healy.
1.Algunas definiciones del Diccionario de la Real Academia Española:
A. Optimismo: Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.
B. Pesimismo: Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable.
C. Realismo: Forma de ver las cosas sin idealizarlas.
2. Estas son algunas de las opiniones que dio ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia de prensa:
A. “No, no [estamos en recesión…] el crecimiento del año pasado fue cinco por ciento”.
B. “No puede haber recesión si en el mes de enero, este mes, es uno de los meses en el que se creó más empleo en los últimos 20 años. ¿Cuál recesión?”.
C. “Cinco por ciento [de crecimiento del PIB en 2022], para que se enojen, porque los expertos y los especialistas nos están dando cuando mucho 2.5, y yo planteo cinco. Tengo información y además soy optimista, quiero que nos vaya bien. Imagínense, ¿un gobernante pesimista?, no. Cinco, y de una vez les digo, cinco para el 23 y cinco para el 24, y mi ideal es que a pesar de la pandemia obtengamos en el sexenio, en promedio anual, más del dos por ciento”.
¿Cómo calificar lo que dijo ayer Andrés Manuel?
Simple y sencillamente como las opiniones de un optimista, como él mismo se definió, que distan mucho de ser realistas, expresadas por alguien que no acepta las cosas como son.
Opiniones similares a las de los políticos del pasado que tanto desprecia, porque al igual que ellos manipula la realidad según le convenga.
Para empezar, negó la realidad de la recesión al afirmar que en 2021 el PIB creció 5%. Y tan real es que se dio una recesión que, sin ella, la economía podría haber crecido 6% o poco más, como en un momento lo estimaron tanto el Banco de México como la Secretaría de Hacienda.
Luego, utilizó el número de empleos que se generaron en enero de 2022 para negar algo que ocurrió durante el periodo junio-diciembre de 2021. Es como si negara que en enero enfermó por segunda vez de COVID-19 porque en febrero ya se sentía bien.
Finalmente, el asegurar que el PIB crecerá 5% en 2022, 2023 y 2024, no solo demostró que es un optimista sino un optimista totalmente carente de fundamentos que se atreve a decir eso sabiendo que sus seguidores le creerán, primero, y perdonarán, después, cuando esas metas no se logren. Así lo hizo en 2019, 2020 y 2021 y su popularidad siguió siendo alta.
Finalmente, al pronosticar un crecimiento del 2% para su sexenio, se mostró como un optimista desconectado de la realidad porque durante sus primeros tres años de gobierno el PIB cayó 1.2%, lo doble de lo que cayó durante el primer trienio de Calderón (-0.6%). Ni con De la Madrid estuvo tan mal la situación, porque durante los primeros tres años de ese gobierno creció 0.3%. Peor aún, un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) difundido hace unos días señala que la actual caída es la peor desde el trienio 1928-1931, cuando el PIB se desplomó 6.61%.
Al negar la realidad, AMLO está dejándonos saber que está plenamente convencido de que su gobierno está haciendo bien las cosas y que no hará ningún cambio en la conducción económica del país ni, como ayer también lo aseguró, en la fallida estrategia antipandemia que en gran medida causó la caída de la economía.
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