Por: Eduardo Ruíz-Healy.
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Desde diciembre de 2006, cuando de manera
irresponsable Felipe Calderón les declaró la guerra a los cárteles del
narcotráfico, hasta el jueves pasado, se habían cometido 389 321 homicidios
dolosos en nuestro país. A estos habrá que añadir las decenas de personas que
fueron asesinadas desde el viernes en distintos lugares.
En el sexenio Calderonista los asesinados sumaron 121
437, a lo largo del gobierno de Enrique Peña Nieto el número fue de 156 437 y
ahora, durante los 38 meses que lleva Andrés Manuel López Obrador como
presidente se registran 111 447 homicidios, lo que permite suponer que al final
de su mandato se habrá roto por amplio margen el récord que se impuso en la
anterior administración.
De acuerdo con algunos analistas, el número de
homicidios relacionados con la delincuencia organizada representa el 68% del
total, lo que significaría que de diciembre de 2006 hasta ayer sumaban 264 738
asesinatos; 82 577 en el sexenio calderonista, 106 377 en el peñista y 75 784
en lo que va del lopezobradorista.
Los números indican que al llegar el 1 de octubre de
2024 e iniciarse una nueva administración federal, la estrategia de los besos y
abrazos seguida por AMLO habrá fracasado rotundamente, incluso más que las
también fallidas estrategias diseñadas por sus dos antecesores inmediatos.
De seguir la tendencia y no darse cambios en la actual
estrategia, el número de homicidios relacionados con el crimen organizado
perpetrados durante la era de la 4T será de aproximadamente 145 000.
Es decir, que desde que empezó el gobierno de Calderón
hasta que concluya el de López Obrador el número de asesinatos relacionados con
la delincuencia organizada será de aproximadamente 334 000, lo que significará
que la guerra que empezó Calderón y no supieron concluir sus dos sucesores será
uno de los conflictos armados más sangrientos que haya visto el mundo desde que
terminó la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Según Wikipedia, de 1945 a la fecha se anotan 63
guerras que dejaron entre 25 000 y 5.4 millones de muertos.
Si tomamos en cuenta únicamente los 264 738 homicidios
relacionados con el crimen organizado perpetrados de diciembre de 2006 al
viernes pasado, la guerra contra el narco se coloca en el lugar número 29 de
los 63.
Los homicidios relacionados con la delincuencia
organizada que hasta ahora ha causado la guerra contra el narco son muchos y no
se han visto tantas muertes ni en países en donde han ocurrido guerras civiles.
Ni la tan analizada y discutida guerra de Afganistán, de 2001 a 2021, dejó
tantos (212 191).
La mayoría de los mexicanos aparentemente se han
acostumbrado a la situación o vuelto insensibles ante lo que ocurre. Pareciera
que no se detienen a pensar que cada muerto tenía un padre, una madre, tal vez
hermanos, hermanas, una pareja, hijos e hijas. Cada muerte es una tragedia para
ellos y debería serlo para todos.
La misma actitud han asumido muchos ante las casi 570
000 muertes que ha causado la pandemia de COVID-19 en vuestro país.
En México cobra vigencia lo que dijo para justificar
sus crímenes masivos el sanguinario dictador soviético Iósif Stalin: “Una
muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística”.
Tanta violencia y muerte están convirtiendo a México
en un país de insensibles.