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El agua se agota

Elda Clemente Reyes
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Sic Sac, por: M.A Elda Clemente Reyes. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la
Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, ha reivindicado el objetivo de
“garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento
para todos”. Un compromiso que han adquirido las autoridades para fortalecer
acciones en materia de cambio climático y el cuidado del agua.

A medida que nos adentramos a los ciclos hidrológicos de nuestros
ecosistemas para satisfacer –en la mayoría de las ocasiones– nuestras necesidades
de carácter inmediato, nos acercamos peligrosamente a sus efectos secundarios
ocasionados por periodos prolongados de sequía, la globalización neoliberal y
la crisis sociodemográfica, que revela escenarios de futuro con potenciales
conflictos políticos y de guerras por el vital líquido.

En 2018 según estadísticas de la CONAGUA más del 70 por
ciento del agua es de uso agrícola, 14.4. por ciento de uso público, urbano y
doméstico, 4.9 por ciento de uso industrial y 4.7 para uso de plantas
hidroeléctricas. En contraparte, 12 millones de personas carecen de acceso al
agua potable, 102 acuíferos se encuentran sobreexplotados, 46 por ciento, se
pierde por fugas, 80 por ciento de los cuerpos de agua presenta algún tipo de
contaminación por descargas industriales, 1 de cada 100 litros de agua de lluvia
es captado para su utilización y somos el país número uno en consumo de agua
embotellada del mundo.

Desde 1992 un 7 por ciento de empresas mineras,
embotelladoras y lecheras, controlan el 70 por ciento de las concesiones de
agua, cuya escasez afecta a los ciudadanos más vulnerables.

Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé y otras empresas
de productos chatarra extraen anualmente 133 mil millones
de litros de agua para producir comida y bebida que no sólo afectan
la salud de los consumidores, sino que además provocan serios daños ambientales.

El total del líquido que utilizan las empresas alcanzaría
para llenar 16 mil 862 veces el Lago de Chapala, el más grande de México. Pero
también cuenta lo que desechan: 119 mil millones de litros de agua sucia que después
de los procesos industriales regresa a cuencas y acuíferos.

Paradójicamente, Walmart de México, Bio-Pappel, Herdez y
Bimbo, son algunas de las empresas con mejores prácticas para operar con
un alto compromiso ambiental, de acuerdo con la Revista Forbes 2014.

En Campeche el desabasto del vital líquido no es la excepción.
Las fallas en líneas de distribución como la de Sabancuy y del acueducto
Chicbul-Carmen, provocan afectaciones entre los carmelitas que comúnmente
requieren 400 litros por segundo frente a los 150 que logra alcanzar, asociado
a los desperfectos en equipos eléctricos de bombeo en Seybaplaya, Dzibalchén,
Atasta y Campeche, por mencionar algunos.

Colonias populares de la capital y del municipio de Carmen,
se ubican en los primeros lugares con cortes continuos en perjuicio de más de
200,000 habitantes, según estadísticas federales, estatales y municipales. En
épocas anteriores como éstas la gente los ha padecido hasta por 10 días.

Por un lado, los sistemas municipales de agua potable y alcantarillado
tienen el compromiso de garantizar el abasto sin interrupciones o desperfectos
en las tuberías, y por el otro, persiste el uso irracional, el robo de
medidores, el crecimiento exponencial de la población y la morosidad en el pago
del servicio que se estima superior al 50 por ciento.

El agua poco a poco se ha convertido en una mercancía, resultado
de la actual sociedad capitalista que mide los metros cúbicos en ganancias y
utilidades. Hace 20 años bastaba tener un grifo en la casa, el trabajo o en la
parcela, para saciar nuestra sed, ahora tenemos que comprarla en botellas de
plástico, vulnerando el derecho al agua de las nuevas generaciones.

El último reporte de la CONAGUA del mes de abril de 2022
mostró un incremento del 49 al 65 por ciento, de las zonas del país con
consecuencias por el calor, en contraste los estados de la región sureste se
beneficiaron con los frentes fríos que trajeron lluvias, y aunque se redujeron
los niveles de sequía, hasta el 8 de mayo, el almacenamiento de las presas está
en solo 46 por ciento de su capacidad.

Frente a estas circunstancias, no hay suministro que resista.
El problema del agua es universal, su “ciclo de vida” depende de todos. Es un
recurso natural que hoy, está en peligro de “extinción”, y la mayoría piensa
que el famoso estrés hídrico, nunca nos va a llegar.

Integrantes de Comunicadores y Emprendedores
A.C.

Presidenta de #SoyGenteDelPueblo

Elda Clemente Reyes
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