En la pantalla, por: David Moreno.
Una de las cosas más hermosas de Star Wars es esa sensación que despiden sus productos audiovisuales en las que de la inminente derrota puede esgrimirse un triunfo. Son siempre los que parecen perdidos lo que terminan encontrando el camino para, contra toda posibilidad, surgir desde los abismos del descalabro para terminar venciendo. Es siempre la victoria de un puñado de idealistas sobre todo un sistema diseñado con base en el miedo, la represión y el avasallamiento.
En Obi-Wan Kenobi encontramos lo anterior y eso es, en primera instancia, lo que convierte a la serie en un típico producto de Star Wars. Uno en el que el fascista imperio galáctico ha sembrado el terror en una militarizada y aterrorizada galaxia que intenta por todas partes encontrar focos de resistencia ante los temibles represores que los gobiernan. La serie parte desde ese punto y muchos de los personajes que aparecerán en la misma serán la génesis de una rebelión que – como sabemos – terminará imponiéndose en contra de quienes han utilizado al lado oscuro de la fuerza para destruir a la vieja República e instalar su terrorífico orden.
Pero lo que hace diferente a la serie es que si bien todos esos elementos están presentes, muchos de ello convergen sobre un solo personaje, sobre uno de los más queridos y emblemáticos de la saga: Obi-Wan Kenobi. Situada al final del Episodio III, encontramos al otrora gran general Jedi sobreviviendo, escondido en uno de los rincones más alejados de la Galaxia. Es un humilde obrero que ha dejado atrás los días de gloria. Un hombre roto, destrozado y que siente que ha fracasado. Pero el peligro al que están sometidos los niños a los que juró proteger al final de la guerras clónicas, le hará emprender de nueva cuenta la ruta hacía la aventura y es ahí cuando veremos el proceso de redención de un guerrero cuyas heridas están aún abiertas por tres causas: ha visto caer a la Orden Jedi, a la República, ha perdido a su amigo y aprendiz. El personaje irá evolucionando de una manera hermosa, pausada, dolorosa, en cada uno de los episodios, y aunque a su alrededor aparecen otros personajes por los que el espectador termina por sentir empatía por su disposición al sacrificio (Tala y Ned-B, por ejemplo) nunca se desvía la atención de Obi-Wan Kenobi porque todos giran alrededor de él y de su inminente confrontación con un Darth Vader que está en todo el esplendor de su obscuro poder.
Deborah Chow, la directora, construye con habilidad una narrativa que llena una laguna narrativa que se había generado con la conclusión del Episodio III y el principio del IV: ¿qué había sucedido con Obi Wan durante todo ese tiempo?. Y lo hará con espléndidos guiños a todo aquello que ha hecho que generaciones enteras se enamoren de SW: aventura, escapes de situaciones complicadas, personajes entrañables, escenas de lucha espectaculares (que tienen su culminación en el que tal vez sea el mejor duelo de sables láser de toda la historia) y esa perenne idea de que la unión de los débiles los puede hacer aún más fuertes que un poderoso imperio.
Un soberbio Ewan McGregor le da continuidad al personaje que interpretó por primera vez hace ya más de 20 años. La madurez que ha alcanzado como actor le permite entender perfectamente ese proceso de transformación que ha sufrido Kenobi desde que le vimos entregar al pequeño Luke a sus tíos Owen y Beru (que finalmente se mostrarán como los aguerridos y valerosos padres que uno suponía que eran), hasta este momento en particular en el que tendrá que enfrentarse a sus propios fantasmas para imponerse a la amenaza más grande que cierne sobre su persona. La cámara de Chow hace mucho énfasis en retratar esos surcos que el tiempo ha dibujado en el rostro de McGregor para mostrarnos los cambios físicos pero también emocionales que ha padecido el viejo general Jedi. Pocas series con un personaje que posee un arco de transformación tan bien logrado, aprovechando para ella tanto el aspecto físico como el interpretativo de quien lo encarna.
Obi-Wan Kenobi es una serie gloriosa, emotiva y espectacular. Es un regreso a ese universo tan conocido que todavía sigue presentando vetas argumentativas sorprendentes y que pueden ser explotadas. Una serie que complementa a todo lo visto anteriormente y pensada para volver a maravillarnos de nuevo con la historia del que quizá sea el Jedi más querido de toda aquella Galaxia muy lejana.
La miniserie está disponible en Disney +.
