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Las obras insignia de AMLO y los mensajes para quienes se oponen a sus políticas

Marco Cortez Navarrete
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Por: Marco A. Cortez N.

En medio de la polémica desatada por el asesinato de dos sacerdotes jesuitas, en una pequeña comunidad de Chihuahua y que fue motivo para nuevo debate político, el presidente inauguró la primera etapa de la refinería Dos Bocas, ubicada en la localidad de Paraíso, Tabasco, su estado natal.

Y es que la espiral de críticas y opiniones por el asesinato de los sacerdotes atizó la necesidad de que el mandatario haga ajustes a su política de seguridad cuyo lema de “abrazos, no balazos” deja mucho que desear al registrarse ya, en lo que va de la administración, una cifra de decesos muy por arriba a la registrada durante los mismos periodos de sus antecesores inmediatos: Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.

No obstante y según cita prensa nacional en la ceremonia de Dos Bocas, López Obrador reconoció que aún falta mucho por hacer en materia de seguridad y para conseguir el propósito de vivir en paz y tranquilidad aseguró que “hay una tendencia a la baja en los delitos del fuero federal”.

El jueves pasado, en su conferencia de prensa mañanera y ante las peticiones de los jesuitas mexicanos, el mandatario se aferró a su política y dejó en claro que no la cambiará e incluso preguntó a los representantes de la iglesia si lo que quieren es retornar a la época de “mátalos en caliente”.

La inauguración de la Refinería Olmeca, de Dos Bocas, sirvió también para que el tabasqueño enviará un mensaje a la nación con motivo del cuarto aniversario de su triunfo electoral, reiterando que hay una tendencia a la baja y una disminución en homicidios dolosos del 5 por ciento, en secuestros del 44 por ciento, en robo de vehículos también del 40 por ciento y en robo en general de 24 por ciento.

En este mismo contexto, el presidente, quien continuamente critica con acides la postura de los que más tienen; de los millonarios y los más ricos, fomentando división entre clases sociales y económicas, aprovechó el evento de la refinería para externar que es un orgullo para México contar con el empresario Carlos Slim Helú a quien definió como “el más austero y más institucional”. Slim, vale la pena destacar, está considerado uno de los hombres más ricos del mundo y de todos es conocido por su relación con administraciones federales anteriores, podría decirse que desde aquella que encabezó Carlos Salinas de Gortari, para muchos el presidente que instauró el neoliberalismo en México.

Es así que AMLO va logrando, pese a todo y a todos sus adversarios políticos, como él mismo los define, sus obras que, según sus propias palabras, quedarán para la posteridad. Primero el Aeropuerto Felipe Ángeles que era una base militar y que ahora el presidente afirma que busca colocarse como uno de los mejores y más modernos del mundo.

Ahora, Dos Bocas, que para el presidente será la piedra fundamental para que en el futuro México deje de importar gasolinas generando así sus propios combustibles. “Ya basta de enviar al extranjero petróleo que luego compramos como gasolina a precios altos”, ha dicho en varias ocasiones.

Y finalmente, el Tren Maya, más de 1500 kilómetros de rieles que atraviesan ida y vuelta el sureste de México y que también ha enfrentado, y lo sigue haciendo, la férrea oposición de grupos de científicos y ambientalistas que argumentan el daño y alto costo ambiental de esta obra.

No hay duda que el estilo de gobernar de AMLO es suigéneris desde el momento mismo que se presenta en las mañaneras y sin importar, dice, opina, señala y critica a todo aquel que está en contra de sus planes y proyectos.

Lo ha demostrado en infinidad de ocasiones sin importar el costo político de las frases o palabras que dice. Cierto, el pueblo es sabio, y el amor se paga con amor, pero las ofensas a todo aquel que no piensa igual va llenando una canasta que tiene, como todo, un límite.

PD. Que no olvide el presidente que en México de los 130 millones de habitantes el 70 por ciento son católicos, eso, sin duda, es un bumerang que tal vez alguna de sus corcholatas pagará.

Asimismo el presidente ya repitió en reiteradas ocasiones su irrestricto respaldo y respeto para la libertad de expresión y de manera particular del periodismo, pero tal vez y sin reflexionarlo aún, no ha medido el costo que esto tiene o podría tener para quienes ejercen el noble oficio de mantener informados a los mexicanos más allá de las mañaneras.

Hasta la próxima.

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