Editorial La Revista Peninsular
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que
el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, se incorporará al
gabinete federal una vez que termine su mandato. Éste será el cuarto gobernador
proveniente de un partido de oposición en sumarse a la Cuarta Transformación,
la cual ha sido una estrategia que parece no haber rendido frutos para el
presidente ni para los exgobernadores.
El pasado miércoles 25 de agosto, el presidente López
Obrador dio a conocer que el gobernador Carlos Joaquín González entrará al
gabinete federal cuando concluya su sexenio. Compartió que aún no sabe qué
cargo ocupará el quintanarroense, así como también que no ha habido acuerdos
con los demás mandatarios estatales próximos a salir, pero dio a entender que
sí había disponibilidad para ello.
El gobernador quintanarroense por la alianza PRD-PAN
declaró que todavía no recibía invitación formal por parte del gobierno
federal, aunque se mostró entusiasmado con la propuesta.
Esta no es la primera vez que el presidente menciona
la posibilidad de que Carlos Joaquín se incorpore a su gobierno; públicamente,
lo ha hecho por lo menos en 2 ocasiones. Se dice que sería una forma de
retribución por entregarle su estado a Morena y por no obstaculizar la
construcción del Tren Maya.
De concretarse el movimiento, el mandatario
quintanarroense sería el 4º gobernador
no proveniente de Morena en sumarse al gobierno de López Obrador. Los
anteriores fueron el exgobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, hoy embajador de
México en España; la exgobernadora de Chihuahua, Claudia Pavlovich, hoy cónsul
de México en Barcelona; y el exgobernador interino de Campeche, Carlos Aysa,
hoy embajador de México en República Dominicana.
Todos los anteriores eran priistas y han estado
sujetos a procesos de expulsión de su partido por aceptar los ofrecimientos del
presidente.
Al considerar las reacciones que se observaron después
de que estos 3 exgobernadores se incorporaron al gobierno federal, se puede
esperar que la entrada de Carlos Joaquín le representará más resultados
negativos que positivos al presidente y al mismo mandatario estatal.
En primer lugar, el liderazgo del presidente hacia el
interior de su partido se verá afectado pues le brindará un espacio público a
una persona que no estuvo comprometida con su proyecto desde el inicio,
situación que ha generado molestia entre los militantes más leales de Morena.
Además, la incorporación de Carlos Joaquín no suma verdaderamente a su equipo
pues el gobernador tiene capacidades limitadas para la administración pública
lo cual se observa en el lamentable deterioro que tuvo Quintana Roo durante su
gobierno.
En segundo lugar, la imagen de Carlos Joaquín se verá
afectada pues entrará a un proyecto en el que quienes ya forman parte de él no
lo quieren por ser ajeno a su lucha, al tiempo que los militantes de su antiguo
partido lo tacharán de traidor y entreguista. Por buscar un par de años de
inmunidad, quemará su viabilidad política a mediano y largo plazo.
En las próximas semanas veremos cómo se concreta la
incorporación de Carlos Joaquín al gabinete federal; se rumora que podría
entrar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales o al Fondo
Nacional de Fomento al Turismo. Independientemente de a dónde se sume el
gobernador quintanarroense, lo más probable es que vaya a implicar costos
políticos para él y para el titular del ejecutivo.