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Ideales concebidos felipistas, acciones mal logradas, fallidas administraciones de los rectores

Ismael Méndez Camargo
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Por: Ismael Méndez Camargo.

Hace exactamente cien años, don Felipe Carrillo Puerto
un idealista transformador siendo gobernador del estado de Yucatán puso la
primera piedra de la hoy Universidad Autónoma de Yucatán, con el firme
propósito de dar al estado una educación de calidad para las futuras
generaciones, con una calidad profesional y académica muy similar a la de los
estudiantes de la capital de la República, como el colegio de San Idelfonso y
otros centros educativos de gran relevancia que habían formado a las clases
medias y altas de la época, con maestros formados en el viejo continente, pero
con la diferencia de que en nuestro estado todos tuvieran la oportunidad de
estudios avanzados para todas las esferas sociales, principalmente los hijos de
los trabajadores, sin importar el estrato económico.

Se inicia con el Instituto Literario del Sureste, con
sus orígenes en mil novecientos dieciocho como legislador y luego como
gobernante, siendo muy loable, pues Don Felipe no tenía preparación
universitaria, pues siempre se dedicó a su labor de ferrocarrilero y otros
empleos, posteriormente el instituto tuvo varios nombres y transformaciones hasta nuestros
días en que nuestra Alma Mater cuenta con más de cincuenta carreras de nivel
superior, tres escuelas preparatorias y diferentes tipo de post grados,
distribuidas en Campus, según las diferentes áreas y especialidades de perfiles
comunes, que han hecho de nuestra universidad, la más grande e importante del sureste de México, con fama internacional reconocida en
América latina, destacando las del área de la salud, las humanidades, las de
ciencias exactas y las administrativas, donde han egresado miles de alumnos que
han sobresalido en varias partes del país.

Sin embargo, en las últimas décadas las malas
administraciones de los rectores y sus funcionarios, han hecho de la
universidad, un modus operandi de despilfarro, nepotismo, enriquecimiento
inadecuado, compra de voluntades de hombres y mujeres que trabajan en las
diferentes áreas, tanto administrativas, académicas y manuales de facultades,
escuelas y oficinas. Sueldos altísimos, familiares en nómina sin trabajar,
amigas con derechos y parejas sentimentales de los dos últimos rectores, que
por supuesto eran, como vulgarmente se dice, aviadoras; gastos inflados e
innecesarios, viajes sin justificación, obras sin licitar con presupuestos muy
elevados para que haya margen a los moches y dádivas a las grandes cabezas
universitarias, así como vida de lujo, incluso más alta que los diputados y
senadores…

En vista de que vivimos en un país lleno de corrupción
en todos los niveles, desde hace rato se inició una compra de votos entre los
consejeros que votan para la elección para rector, en favor del candidato
Carlos Estrada Pinto, a quien apoya el actual rector, por lo que seguramente
seguirá imperando la corrupción, que traerá como consecuencia el deterioro más
severo de nuestra máxima casa de estudios, que se ha vuelto el cuerno de la
abundancia desde nace veinticuatro años. Es de todos sabido el gran retroceso
de la universidad a causa de la negligente corrupción desde que han estado los
veterinarios y lo mismo será con quien apoye el rector saliente. Los ideales de
Felipe Carrillo Puerto se han visto manchados por las malas administraciones.
La historia se encargará de juzgar la suciedad de los rectores y de los
consejeros vendidos, escribiendo páginas negras para Yucatán.

Ismael Méndez Camargo
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