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Reformas, marchas y Qatar

Jorge Fernández Menéndez
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Razones, por: Jorge Fernández Menéndez.

Ahora que estamos en pleno ambiente mundialista, la analogía
es idónea. Imagínese usted que en el juego entre Argentina y México, la FIFA
decida que va a acabar con los árbitros originarios de países neutrales e
informe que el arbitraje del juego se decidirá por el voto de los espectadores,
que elegirán tanto a los jueces en el campo como a los que están en el VAR.

Simplemente el seleccionado que tenga la afición
con mayor número de simpatizantes
designará a quien impartirá justicia en el juego y, evidentemente, eso le dará
una ventaja. Eso es lo que propone la reforma electoral que impulsa el gobierno
federal con INE y el Tribunal Electoral. En el caso del instituto, se propone,
sencillamente, desaparecerlo para crear un instituto electoral ad hoc, donde
los consejeros, o sea, los árbitros, que serían siete en lugar de los once
actuales, serían elegidos por voto popular, o sea, y siguiendo la analogía
futbolera, por los porristas de cada equipo. El que tenga más afición elegirá
al árbitro del juego.

Hay muchos otros capítulos en esta reforma que lo que
buscan es simplemente acabar con un sistema electoral que ha sido eficiente,
equitativo, que ha garantizado la alternancia y que, por supuesto, puede y debe
admitir cambios, pero los mismos, definitivamente, no son los propuestos.

La reforma electoral no cuenta con los votos
suficientes en el Congreso para salir adelante, pero no importa, lo que se
buscará será presentarla en el pleno la semana próxima, potenciada por la
marcha que se organizó para el próximo domingo 27. Y a partir de ahí presentar
el llamado plan B, que trata de obtener resultados similares, pero a través de
reformas a las leyes electorales y no de cambios constitucionales. Es como lo
realizado en el tema de seguridad y energético, y como en esos temas, esas
reformas a las leyes terminarán en los tribunales y en la Suprema Corte. El
problema es que, de ser así, se contaminarían desde ya los procesos electorales
de 2023 y 2024.

Elegir a los consejeros electorales y magistrados del
TEPJF por voto directo es una aberración que no se da en ninguna democracia del
mundo: es una forma de partidizar por completo el sistema electoral y ponerlo
prácticamente en manos del presidente en turno. Puede haber otras alternativas,
como en Brasil, Argentina o Chile, donde los funcionarios electorales son
elegidos a partir del Poder Judicial, pero en ninguna democracia del mundo se
eligen por voto directo, porque, evidentemente, esa misma elección partidiza
esos cargos.

Una reforma electoral real pasa, por supuesto, por
reducir el financiamiento, pero no al INE, sino a los partidos, que superó,
sólo a nivel nacional, este año sin elecciones federales, casi 6 mil millones
de pesos. Si le sumamos lo que cuesta a las empresas de radio y de televisión
el irracional sistema que les obliga a dar 48 minutos diarios de espacios en
cada medio a partidos e instituciones, la cifra se eleva mucho más. Implementar
el voto electrónico también ahorraría mucho. El INE ya cuenta, incluso, con
equipo propio para avanzar en el voto electrónico. Su implementación es sólo un
tema de confianza y la reforma, como está planteada, vulnera la confianza, no
la fortalece.

Tampoco contamos, hay que insistir en ello, con una de
las herramientas más importantes en los sistemas democráticos modernos: la
segunda vuelta. En la enorme mayoría de las democracias del mundo, cuando no se
alcanza una mayoría absoluta (en muchos países se pone como límite el superar
un 45% o una diferencia con sus rivales de, por lo menos, 15%), se repite una
segunda vuelta con los dos principales contendientes. En muchos otros países,
la segunda vuelta es exclusivamente para presidente, en otros, como Francia, es
incluso para legisladores.

Es la segunda vuelta la que permite que quien gane
tenga que asumir una serie de acuerdos con los rivales o sectores que lo
apoyaron para lograr esa mayoría, lo mismo para la presidencia que para las
diputaciones o senadurías. En la primera vuelta, se escoge; en la segunda, se
elimina. En otras palabras, en la primera vuelta la gente expresa sus
preferencias; en la segunda, elimina, descarta, a quien no quiere en el
gobierno.

HOMOFÓBICOS

La FIFA está investigando a México porque, otra vez,
en las tribunas de Qatar se entonó el tristemente célebre grito homofóbico tan
usado en nuestros estadios, que quién sabe qué habrá que hacer para desterrar de
nuestras aficiones.

El grito es condenable de todas las formas posibles,
pero no deja de ser paradójico que se le investigue y condene, lo que está muy
bien y así debe ser, pero en un país donde la homosexualidad y el lesbianismo
están prohibidos por ley, donde son condenados a un mínimo de siete años de
cárcel y en un torneo donde no se puede usar ningún símbolo relacionado con la
comunidad lésbico-gay, ni siquiera los brazaletes de One Love o imágenes con el
arcoíris. Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra
las Mujeres. A ver si alguien lo recuerda en Qatar. Por cierto, encomiable el
gesto de los seleccionados de Irán que no cantaron el himno nacional en
protesta por la represión contra las mujeres en su país.

Jorge Fernández Menéndez
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