La Revista

Del tapadismo al corcholatismo

Pascal Beltrán del Rio
Pascal Beltrán del Rio
Sígueme en redes sociales:

Bitácora, por: Pascal Beltrán del Río. 

El tapado fue una figura inventada durante la
hegemonía priista del siglo pasado. Dicho sistema político debió ir
perfeccionando su proceso sucesorio para atenuar los pleitos en la familia
revolucionaria que provocaba cada seis años la designación del candidato
presidencial.

Un ejemplo de esos problemas se dio en la sucesión de
1940, cuando una parte del Ejército apoyó la candidatura del general Juan
Andreu Almazán contra la del también general Manuel Ávila Camacho, aspirante
del partido de gobierno. Seis años después, el canciller Ezequiel Padilla
renunció al cargo para lanzar su candidatura por parte de la oposición contra
la de Miguel Alemán Valdés. En 1952, el general Miguel Henríquez Guzmán
–alentado hasta cierto punto por el expresidente Lázaro Cárdenas– compitió con
Adolfo Ruiz Cortines.

Terminado ese último proceso, la designación del
sucesor cambió radicalmente. Recordemos que en aquellos tiempos el candidato
del PRI se convertía en Presidente de la República, pues la oposición era
insignificante y, si acaso ésta ponía resistencia, el régimen se encargaba de
conseguir los votos suficientes para ungir al sucesor.

Con Ruiz Cortines dejaría de haber una competencia
abierta entre quienes buscaban la candidatura del partido, como la que hubo en
el primer semestre de 1939 entre los generales Manuel Ávila Camacho, Francisco
J. Múgica y Rafael Sánchez Tapia, contienda que no fue de oropel, pues los tres
se lanzaron duras críticas, incluso insultos.

A partir de entonces, el Presidente controlaría la
sucesión. En los hechos, la designación del candidato quedaría en sus manos,
aunque se vistiera como una decisión del partido. Así surgió el tapado,
expresión extraída de las peleas de gallos, en las que se ponía una capucha a
algunos animales para mantener su agresividad hasta el momento del combate.
“Gallo tapado” se llamaba a ese tipo de ejemplares.

Aquella sucesión presidencial de 1958 “se desenvolvió
en una atmósfera de fintas e insinuaciones”, describió Gilberto Flores Muñoz,
secretario de Agricultura, quien era visto como uno de los favoritos. Otros dos
que pintaban eran Antonio Carrillo Flores e Ignacio Morones Prieto, secretarios
de Hacienda y Salud. En cambio, nadie daba un quinto por las posibilidades del
secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos. Ni él mismo se la creía, entre
otras razones, porque el Presidente le había retirado la palabra, como ha
contado en estas páginas José Elías Romero Apis. Pero en esa sucesión, recordó
Flores Muñoz, “no hubo más pontífice que Ruiz Cortines ni más iglesia que la
suya; ofició a solas y resolvió a solas”. El tapado –y destapado– resultó ser
López Mateos.

En su conferencia mañanera, el presidente Andrés
Manuel López Obrador dijo que el actual proceso sucesorio es “algo nunca visto,
porque durante mucho tiempo fue el dedazo, el tapado, la imposición del
presidente; él era el que designaba a su sucesor, estamos hablando de siglos, y
por primera vez no hay tapado, no hay dedazo”.

Para comenzar, en esto no se puede hablar de “siglos”
porque el sistema republicano del país aún no cumple 200 años (eso será el año
entrante). Después, el tapado fue una figura que existió entre los sexenios de
Adolfo Ruiz Cortines y Carlos Salinas de Gortari. El último tapado fue Ernesto
Zedillo. Ni éste, ya como presidente, ni sus sucesores Vicente Fox y Felipe
Calderón lograron imponer al candidato de su partido, mucho menos a su sucesor.

Lo que hoy vemos no es propiamente tapadismo, pero
mucho tiene en común con él: un juego de prestidigitación conducido por el
mandatario en turno, quien, además, tiene un afán de recuperar para su partido
la hegemonía que tuvo el PRI.

Así como Ruiz Cortines y los siguientes seis
presidentes aparentaban que la decisión sobre el nombre del candidato no era
suya, sino de su partido, López Obrador quiere hacernos creer que una encuesta
decidirá quién habrá de contender por Morena en 2024, cuando fue él quien
decidió quiénes van a participar en el ejercicio (las llamadas corcholatas) y
hasta las reglas con las que jugarán.

Pascal Beltrán del Rio
Pascal Beltrán del Rio
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último