De las zapatillas doradas de María se escapò el cordòn. Uno de los cordones, el travieso. Era joven y juguetòn, del color de las gitanerías en noches de estrellas y de las cosas bonitas. Y quiso volar pero resultò que se cayò en la bolsa de viaje de una de las muchachas…
Y viajò sin volar… Atardecía cuando llegò a la impresionante ciudad de Salamanca, y visitò un Colegio Mayor y mil recuerdos de universidad. Y al día siguiente conociò Algeciras, y su feria taurina excelentemente organizada!, y sus casetas…
Y tras disfrutar la maestría de Ponce, la virtud de Lòpez Simòn, la magia de Talavante y la frescura de Galván se marchò por la costa de Màlaga, y en otro momento cruzò las aguas y descubriò las bellas montañas de Rif, Marruecos le encantò, y bebiò té moruno…
Y ahora el cordòn atardece en los arenales de Tarifa, feliz y más dorado… Regresarà con su dueña muy pronto…
Dedicado a la vida en danza
Dedicado a mi hermana
Dedicado a Rocío Ortega
Dedicado a los que hacen las cosas bien
Dedicado a mi amiga María
Dedicado a Luis Carrasco
Y dedicado con todo afecto a Manuel Escribano, fuerza!